Dirigido por Carlos Bissolino y co-dirigido por Pablo Siquier, el equipo de investigadores del departamento de Artes visuales estudia el Bioarte o Arte transgénico, una tendencia del siglo XXI que utiliza material biológico como objeto de trabajo en la producción de obras. Esta combinación tiende a difuminar las fronteras entre el arte y la biología, conduciendo a la pregunta en torno del avance de la biotecnología sobre lo humano y la vida.
> Leer también: Aumentar la producción y preservar el ambiente.
Ejemplos de esta fusión son el “Fitotrón”, de Luis Fernando Benedit, un vivero hidropónico en el que las plantas crecen sin tierra ni luz; o las coloraciones de ríos, fuentes y canales de Nicolás García Uriburu, quien busca concientizar a los espectadores acerca de la contaminación de la tierra, el agua y el aire.
Con un enfoque afín al contexto contemporáneo de interdisciplinariedad e hibridación de las operaciones que se realizan dentro del campo del arte, y a través de un abordaje que reúne métodos y conceptos útiles de diferentes disciplinas, el equipo de investigación toma para su análisis obras pioneras de artistas argentinos que produjeron en el marco del arte con la incorporación de conceptos de la biología.
“Si bien son dos lenguajes que investigan aspectos en apariencia radicalmente diversos, en la actualidad la relación entre estas prácticas y su evolución ha posibilitado la creación de contextos multidisciplinares que acercaron las metodologías, lenguajes y finalidades” explican a Argentina Investiga los especialistas.
Así como en el arte contemporáneo convergen procedimientos y técnicas que pueden provenir de diferentes campos o disciplinas, la biología, como ciencia, también se ha vuelto heterogénea en sus metodologías y herramientas, y aceptó su carácter “artificial”, en tanto es crecientemente manipulada por el hombre. Siendo el hombre un factor fundamental en este contexto, la biología se convierte, entonces, en una ciencia social.
El campo artístico y su creciente institucionalización generaron cambios, tanto en la definición del arte como en sus procesos, sus objetivos y su relación con la sociedad, llevando hacia un debilitamiento ontológico que provoca una gran diversidad de prácticas. Este nuevo campo interdisciplinario se torna una herramienta muy útil para acercar dos maneras de ver el mundo muy disímiles y, en este sentido, un vehículo para la toma de conciencia acerca de diversas problemáticas como la contaminación, el efecto invernadero, entre otras.
> Leer también: Un robot perfeccionará las cirugías en niños.
Resulta interesante, a partir de este trabajo de investigación, pensar en la posibilidad de un arte con poderes literalmente creativos, capaz de generar vida a partir de la fusión entre la imaginación del artista y la ciencia. Queda por delante reflexionar en torno de las posibles consecuencias del avance de la biotecnología sobre lo humano y sus inevitables implicancias éticas.