La apertura de la frontera agropecuaria promueve el desmonte total con topadora, acordonado y quema del combustible volteado, lo que genera una gran disminución en la materia orgánica de los suelos. La excesiva siembra de los cultivos de verano provoca la degradación y erosión del suelo, porque se modifican sus propiedades físico-químicas y biológicas, desprotegiéndolo en las épocas de mayores vientos, es decir en invierno y primavera. En estos ambientes la materia orgánica que logra ingresar al suelo se mineraliza en un 90 % durante el primer año y el nitrógeno es el elemento químico más deficitario en estos procesos y ambientes.
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Es así que los investigadores de la Universidad Nacional de Santiago del Estero evaluaron el rol de las propiedades biológicas, teniendo en cuenta la conservación del suelo en nuevas alternativas de producción sostenible. Realizaron un relevamiento de la biodiversidad de rizobios -bacterias que fijan nitrógeno atmosférico y poseen gran relevancia ecológica para la recuperación de suelos- en la alfalfa para semilla o cortes, por ser de gran importancia económica en la región. Cuando esta leguminosa entra en simbiosis con bacterias fijadoras activas, incorpora nitrógeno atmosférico.
Se analizó el cultivo invernal de coriandro (Coriandrum sativum Lim), también llamado cilantro, caracterizado por proveer de buena cobertura al suelo en su época de mayor desprotección. Este cultivo colabora en la incorporación de necromasa y rizodeposición, es decir, el proceso por el que las raíces deponen microorganismos. De esta manera se busca evaluar la cantidad y calidad de la materia orgánica de los suelos.
Los relevamientos de rizobios nativos se realizaron en alfalfares de diferentes zonas de la provincia. Se caracterizaron representaciones microscópicas, fisiológicas y de cultivo, y caracteres de los suelos. Para el área de muestreo se eligieron dos superficies ecológicas diferentes: por una parte, lotes con alfalfa destinada a producción de semilla ubicados en la cuenca del río Salado y, por otra, porciones de suelo para corte, destinados a producción de fardos ubicados en la cuenca del río Dulce. Se realizaron pruebas preliminares de infectividad, o el grado de asociación de la bacteria con la planta que se determina por los nódulos, lugar donde se aloja el rizobio.
También se analizaron parámetros de calidad de suelos de los sitios muestreados, para lo que se tuvo en cuenta el COT (Carbono Orgánico Total) que representa aproximadamente un 50 % de la materia orgánica, y la fracción ligera y pesada de MOS (Materia Orgánica del Suelo).
Para el estudio del coriandro se implantó un ensayo en el campo experimental de la Facultad de Agronomía y Agroindustrias de la UNSE en bloques al azar con distintos distanciamientos. En cada una de las parcelas se midieron las siguientes variables: COT; fracción ligera y pesada de la MOS, Respiración Edáfica (eliminación del dióxido de carbono por respiración de los microorganismos del suelo).
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Se concluyó que en el coriandro los valores promedio de materia seca de su raíz, tallos, hojas y frutos aumentaron a medida que disminuyó el distanciamiento interlínea. El Carbono Orgánico Total disminuyó en los dos momentos de muestreo, debido a la variabilidad espacial de la materia orgánica, dado que no existieron diferencias significativas de separación intercaladas. El COT, al final del cultivo, disminuyó en todos los tratamientos en relación al inicio del cultivo. “Atribuimos las mermas de COT en las últimas etapas a la siembra convencional y no a la distribución espacial debido a los distintos distanciamientos diseñados que no modificaron el balance de COT en el suelo. Las menores distancias con las mayores densidades presentaron mejores rendimientos, aunque no significativos, y contribuyeron con más necromasa y rizodeposición al suelo”, explicaron a InfoUniversidades los investigadores del proyecto cuya directora es la Ingeniera Agrónoma Ada Albanesi.