El doctor Mauro García Pupo es un apasionado de la actividad académica, sus aportes están referidos a dos temas: la enseñanza y aprendizaje de las matemáticas avanzadas a través de sus aplicaciones, y la matemática e informática educativa y empresarial. En esta charla con Argentina Investiga, García Pupo cuestionó la manera tradicional de enseñar matemática y señaló a los docentes como los principales responsables de que la materia sea poco querida por el alumnado de los primeros años de formación.
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“Al contrario de la ciencia, poco se ha evolucionado en la manera de enseñar matemática” dijo García Pupo. “Está mal que imitemos a quienes fueron nuestros maestros, con sus técnicas, repitiendo la estrategia que va del concepto al problema”.
-¿Porqué no se debe utilizar más ese método?
-En ese proceso, el estudiante pierde el encanto que podría recuperar por un tema si se plantea la enseñanza con un proceso inverso, es decir, partiendo del problema y buscando el concepto. Si se cumple este proceso inverso, el estudiante es capaz de experimentar la misma satisfacción que tiene un matemático cuando hace matemática.
-¿Cómo disfruta el matemático de su trabajo?
-Hacer matemática es imponerse retos. Identificar un problema y lograr resignificar los conceptos. Sería bueno que se les dé la posibilidad a los estudiantes de seguir ese camino.
García Pupo definió a ese método de enseñanza como “didáctica inversa”. Reconoce que ese término no figura en ningún trabajo, ni en ningún paper, pero bien lo podría calificar como una enseñanza con un enfoque no rutinario, dado que sí pudo trabajar en campo y aplicarlo experimentalmente en un curso de geometría. Los resultados fueron notables, sobre todo en el cambio de actitud de los estudiantes. “Pasan de tener un rol anónimo en un grupo, a convertirse -en algunos casos- en un líder, por el simple hecho de haber logrado construir en base a la creatividad un concepto”.
-¿Cómo explica este cambio de actitud en los estudiantes?
-La organización del aprendizaje matemático debe basarse en el trabajo en equipo y en el fomento de la cooperación entre estudiantes. Asimismo, debe incentivarse en los estudiantes el aprecio, la seguridad y la confianza de su hacer matemático, fundamentándose en aquellos conocimientos que ya poseen.
-Pero la aplicación de esta metodología del “proceso inverso” es mucho más compleja…
-Claro que sí, porque es más difícil construir un problema que tenga este enfoque. Pero es más efectivo al momento de aprender. De hecho, países como Singapur lo están aplicando; por eso es que se habla del método Singapur. La premisa del método es: enseñar menos para que se aprenda más. Parece una paradoja, pero no lo es, a tal punto que Singapur pasó a ser uno de los países con mayor ranking en cuanto a los resultados de preparación de sus estudiantes.
-¿Cuál es el principal cuestionamiento que le hace a la enseñanza tradicional de la matemática?
-Hace que la gente tenga la misma percepción sobre lo dificultosa que es la matemática. Es una realidad de la que los profesores somos culpables. Está claro que, si en un examen sólo aprueba el 50 por ciento de una clase de cualquier materia, está fallando el profesor. El docente no puede resolver las falencias de sus alumnos. No digo que esto no suceda con otras áreas del conocimiento; lo que ocurre es que la matemática es una asignatura que provoca situaciones con malos resultados en todos los niveles. Porque, además, tiene otra característica que no la ayuda demasiado: es abstracta.
-¿Genera preocupación que a los jóvenes y a los chicos no les guste la matemática?
-Es malo que no se sientan atrapados por la matemática, porque está presente en muchos procesos y productos que nos rodean en la vida cotidiana. Significa que no tendrán suficientes elementos como para entenderlos.
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El doctor Mauro García Pupo es de origen cubano y está formado en la Universidad de Holguín “Oscar Lucero Moya”. Hasta el 2007, fue presidente de la Sociedad Cubana de Matemática y Computación. En la actualidad, tiene a su cargo el programa de Maestría de la Universidad Antonio Nariño, con sede en Bogotá. Visitó la Universidad Nacional del Nordeste, donde dictó una conferencia sobre “Filiaciones y rupturas con la redundancia en las ciencias matemáticas y de la computación”, a las que definió como “una serie de confesiones personales convertidas en charla”.