En la actualidad, existe una imperiosa necesidad de encontrar un reemplazo o complemento de los combustibles líquidos fósiles, dada la disponibilidad finita de las fuentes utilizadas por su condición de no-renovables en escala temporal humana. Una de las opciones para satisfacer esta necesidad es la generación de combustibles con características similares que posibiliten el uso de la tecnología instalada a partir de recursos renovables. Los productos en uso que cumplen con estas condiciones (fuente renovable, uso de tecnología habitual) son los biocombustibles líquidos, conocidos como biodiesel y bioetanol, que pueden sustituir o complementar al diesel (gas oil) y a las naftas, respectivamente.
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En el mundo, la producción actual de estos biocombustibles se basa, principalmente, en la utilización de cultivos tradicionales de uso alimentario: soja y palma en el caso de biodiesel; maíz y caña de azúcar para obtener bioetanol. Estas fuentes de materia prima pueden asumirse como no sustentables ya que debería primar su utilización como alimento, por lo que se espera que la competencia se incline en este sentido en detrimento de la generación de energía.
La alternativa es identificar plantas que provean de calidad y cantidad en aceites no comestibles o azúcares alternativos y que puedan cultivarse en zonas no tradicionales para la producción de alimentos. Esto significa ampliar las opciones tanto de especies, como de ambientes disponibles para la obtención de la materia prima necesaria, explorando los recursos naturales vegetales nativos de cada zona.
La alternativa que plantea el investigador Germán Patt es la de desarrollar la agricultura en las condiciones que se presentan en la provincia de La Rioja. Desde esa premisa liminar encontró la jatropha macrocarpa que tiene un buen potencial: “Hay algunos indicadores, como el contenido de aceite que tienen sus semillas, que la perfilan como una posibilidad para cultivarla y, de esa manera, obtener luego aceite para biocombustible”. Esto es posible ya que el aceite es de muy buena calidad y la cantidad que se desprende de estas semillas es grande.
El ingeniero Patt se encuentra en un proceso de investigación tanto básica como aplicada, y de estudio tecnológico, que posiblemente lleve a esta planta a ser una alternativa viable de cultivo en zonas áridas, no sólo para los riojanos, sino para otras partes del mundo.
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El proyecto se lleva a cabo en la “Plaza Solar” -perteneciente a la Universidad y ubicada contigua a su Ciudad Universitaria en la Sede Capital- y registra, actualmente, unas 350 plantas. En esta etapa de investigación básica, es decir, de estudio de cuándo florece, cuándo fructifica, se observa cómo se comporta esta planta silvestre y cómo se desarrolla su proceso de domesticación. Otro ítem a estudiar es su multiplicación natural, para luego replicarlo en diversas regiones de la provincia.