Nota

Universidad Nacional de Santiago del Estero - Facultad de Ciencias Forestales

20 de Diciembre de 2010 |

La ciencia en beneficio del árbol histórico de Mailín

Investigadores intentan salvar al algarrobo que hace más de cuatrocientos años se encuentra en la Villa de Mailín, Santiago del Estero. Allí se erige el santuario en el que todos los años fieles de distintos lugares del mundo veneran la imagen del Señor de los Milagros. Crear un microclima a su alrededor, forestar con plantines hijos del árbol histórico y mejorar las condiciones ambientales, son algunas de las acciones propuestas para que el algarrobo continúe en pie durante mucho tiempo más.

A ciento cuarenta kilómetros de la ciudad Capital de Santiago del Estero, se encuentra la Villa Mailín, lugar donde miles de fieles de Argentina y el resto del mundo se congregan cada 11 de mayo para reverenciar al “Señor de los Milagros de Mailín”. Su santuario se encuentra en un algarrobo centenario que, en la actualidad, a causa del paso del tiempo y la creciente frecuencia de sus visitas, se encuentra amenazado. Es por esto que desde la Universidad Nacional de Santiago del Estero, y por iniciativa del ingeniero forestal Norfol Ríos, docente e investigador, aportarán sus conocimientos para lograr su supervivencia.

Cuenta la historia que corría el año 1882, cuando Juan Serrano, un anciano del interior santiagueño, transitaba las calles de su localidad y el brillo de una luz al pie de un algarrobo llamó su atención. Conmovido por el asombro, el capataz de una hacienda que pertenecía a José de la Cruz Herrera, propietario del terreno donde hoy se encuentra la villa, se acercó al gigantesco algarrobal y el asombro fue aun mayor cuando encontró una cruz de madera con la imagen del “Santo Forastero”, como también lo llaman. Se estima que el árbol donde se encontró la imagen tendría cerca de cuatrocientos años.

En un informe detallado sobre el algarrobo, el ingeniero Ríos advierte que “son dos las ramas principales que están vivas, las demás están muertas, rajadas y sujetas con ataduras. El fuste o tronco presenta una oquedad (hueco) muy pronunciada, calcinada por la acción de las velas prendidas por los feligreses. Se construyó una obra de infraestructura que consiste en un terraplén contenido por una pared de cemento alrededor de éste, lo que hace que el tronco esté cubierto por más de un metro de tierra”.

Según señaló el docente a InfoUniversidades, “salvar al árbol va a ser complicado pero no imposible. Se trata de darle mejores condiciones. Se conocen algarrobos de igual o más edad que están en mejores condiciones, a pesar de que están cerca de la culminación de su ciclo biológico. Sucede que el árbol de Mailín sufrió un maltrato durante mucho tiempo. De manera paradójica, el añoso árbol sufre (mucho más que sus casi 400 años) los efectos del ataque permanente al que fue sometido por sus fieles hasta que se realizó el cerramiento que existe en la actualidad. El árbol tiene las características propias del paso del tiempo, pero también ha sufrido un daño importante porque, a lo largo del tiempo, se le ha ido quitando la corteza o cortando algunas ramas”.

Tareas para preservar la especie

Para mejorar el estado del algarrobo se limpiará el tronco y se sacará el terraplén de casi un metro de altura que se levantó a su alrededor. El ingeniero reconoce que “este terraplén obstruye la aireación del tronco y dificulta el buen funcionamiento de las raíces. Otro de los problemas es que ya casi no tiene follaje y es poco en relación al diámetro que tiene el tronco. Debería tener una copa más grande para que se cumpla en forma correcta con el proceso de fotosíntesis que le permite vivir a cualquier árbol”.

Ríos explica que “otra sugerencia realizada al párroco del lugar es reforzar el alambrado existente en el sector para limitar el ingreso de animales, cabras fundamentalmente, y hacer una arboleda alrededor para crear un microclima, debido a que llama la atención la aridez del lugar y el escaso número de árboles, no solo en la proximidad sino en toda la Villa de Mailín”.

“Alrededor de 2006, este religioso acercó algunos frutos del árbol histórico y con sus semillas se obtuvieron nuevas especies en el vivero del Instituto de Silvicultura y Manejo de Bosques (INSIMA) de la Facultad de Ciencias Forestales de la UNSE, que fueron entregadas para su distribución entre los fieles que se encuentran en distintas partes del país. Ahora existe la posibilidad de que plantines, hijos del árbol histórico, sirvan para forestar la zona, mejorar las condiciones ambientales y, de esa manera, lograr que el histórico algarrobo siga en pie durante muchos años”, cerró el investigador.

Producción Periodística:
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