Un estudio llevado a cabo por antropólogos de la Universidad de Córdoba refuerza los supuestos acerca de la semejanza biológica entre las poblaciones de las Sierras Centrales -actuales territorios de Córdoba y San Luis- y las de la Patagonia y del noreste de la región pampeana. Los resultados obtenidos del análisis de la morfología craneofacial y los marcadores moleculares del ADN mitocondrial apoyan la hipótesis del poblamiento de la región de las Sierras Centrales procedente del noreste del país, que luego habría continuado hacia la Patagonia y Tierra del Fuego.
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“Comparamos la morfología del cráneo y la cara de los individuos procedentes de las Sierras Centrales con las de poblaciones de la región andina y de otras regiones del país. Advertimos que tienen más similitudes con los aborígenes de la Patagonia y del noreste de la región pampeana que con otros grupos humanos”, comenta a InfoUniversidades Mariana Fabra, una de las investigadoras.
Desde los trabajos del famoso paleontólogo y antropólogo Florentino Ameghino en adelante, la mayoría de las hipótesis sostenían que las corrientes migratorias que poblaron nuestro país provenían del noroeste. Esta visión coincidía con el trayecto de la ola migratoria que pobló el continente americano, con su ingreso a través del estrecho de Bering (entre Alaska y Siberia) y su desplazamiento hacia el sur, por el oeste continental. En este marco, los pobladores de Córdoba siempre fueron vinculados con poblaciones andinas, en tanto que la presencia de distintos artefactos, como puntas de proyectiles, reforzaba esta idea.
Ser o no ser
La medición en restos óseos humanos fue utilizada desde los primeros estudios osteológicos, tanto para describir individuos como para comparar poblaciones. Las variables métricas lineales se encuentran entre los rasgos más utilizados para estudiar la afinidad entre poblacionales. La forma y tamaño de los organismos se captan a partir de medidas cuantitativas como longitudes, anchuras, ángulos e índices. La información recuperada se analiza para obtener los rasgos de la variabilidad morfológica y las variaciones poblacionales que se observan con esta metodología son resultado tanto de diferencias genéticas como ambientales entre distintos grupos humanos.
Desde que los estudios genéticos demostraron que los genes influyen en gran medida en la morfología craneal, se asume que aquellos grupos con morfología craneal similar están más relacionados que los que muestran diferencias más marcadas.
Variables métricas analizadas
Llegar a relacionar las poblaciones de las Sierras Centrales con las poblaciones de la Patagonia y del noreste de la región pampeana, implicó analizar 10 variables morfométricas lineales en 14 muestras representativas de poblaciones que habitaron diversas regiones del país.
La perspectiva desde la que se desarrolló esta investigación se denomina genética del paisaje y surge de la combinación de la genética de poblaciones y la ecología del paisaje, lo que permite una mayor comprensión de la interacción entre el paisaje y los procesos evolutivos.
“Numerosas preguntas sobre los orígenes, las estrategias de dispersión y la evolución local de los grupos prehispánicos permanecen irresueltas. En cuanto a las Sierras Centrales, los conquistadores llamaron a los habitantes de la región de manera homogénea “comechingones”. Sin embargo, las diferentes estrategias y desarrollos locales observados llevan a pensar en una diversidad de grupos étnicos que contradice la supuesta unicidad cultural de la región, postulada por los primeros cronistas”, sostiene la investigadora.
El ADN también
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Los resultados obtenidos a partir de variables de la morfología craneal fueron avalados por estudios de marcadores de ADN realizados también en el Museo de Antropología por la bióloga Angelina García. El estudio de la distribución de los linajes maternos amerindios de la muestra de Córdoba arrojó que son similares a los que se encuentran en las poblaciones nativas de Patagonia y Tierra del Fuego.