Contreras, Dib y Fernández Zennof (de izquierda a derecha) investigan alternativas para combatir enfermedades del limón
Argentina es el primer exportador mundial de limones y Tucumán aporta el 84% de ese total que son cultivados en una superficie de 34.000 hectáreas, de acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Teniendo en cuenta esta realidad, un grupo de investigadores de la Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia de la Universidad Nacional de Tucumán, quienes también se desempeñan en la Planta Piloto de Procesos Industriales Microbiológicos (PROIMI), desarrollan una línea de trabajo orientada a encontrar alternativas para el control biológico de las enfermedades de los limones poscosecha.
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El tema que estudian los bioquímicos y doctores en Ciencias Biológicas, Julián Dib y Verónica Fernández Zenoff con la colaboración de Luciana Contreras, alumna de la licenciatura en Biotecnología y de la bioquímica Lydia Garnica, es una alternativa novedosa para tratar los limones con enfermedades fúngicas.
Los investigadores señalaron a Argentina Investiga que las enfermedades poscosecha más comunes y severas que afectan a los cítricos son el moho verde y el moho azul, causados por Penicillium digitatum y P. italicum, respectivamente, que ingresan al fruto por las heridas que se producen en su superficie. En menor grado, los cítricos son afectados por Phomopsis citri, que causa la podredumbre peduncular.
Contreras contó que el trabajo consistió en aislar levaduras de cítricos (de limones, naranjas, pomelos y mandarinas) de plantas de Tucumán que no tenían ningún tipo de tratamiento con fungicidas y que podrían evitarse con el uso estos biocontroladores. “En la primera etapa se realizaron ensayos in vitro en el laboratorio en placas donde se enfrentó a las levaduras denominadas “killer” con los hongos patógenos y vimos resultados satisfactorios”, detalló la joven investigadora. Estas levaduras se denominan “killer” porque son capaces de matar a los hongos u organismos patógenos presentes en la fruta. Agregó que luego se realizaron ensayos in vivo. “Inoculamos la fruta con la levadura que mejor resultado daba en la etapa in vitro y con el patógeno, para observar los resultados”, detalló.
Esta alternativa biológica para combatir enfermedades en el limón puede resultar fundamental para los productores tucumanos, ya que en algunos países de la Unión Europea existen barreras fitosanitarias para la fruta sometida a tratamiento con fungicidas que podrían evitarse con el uso estos biocontroladores.
Julián Dib explicó que uno de los principales problemas poscosecha son las pérdidas producidas por enfermedades fúngicas y que eso motivó al equipo de trabajo para abordar esa área. “En la actualidad existen alternativas para solucionar este problema a partir de sustancias químicas como fungicidas, pero que pueden tener efectos residuales, provocar efectos negativos sobre la población. Nosotros planteamos una alternativa que es la producción orgánica”, aseguró.
Dib precisó que las levaduras son organismos muy nobles, que se usaron durante miles de años para producir vino, cerveza y pan. “Lo bueno de estas levaduras es que están aisladas de plantas cítricas de Tucumán, que no traemos microorganismos de un ambiente extraño, eso es una ventaja. De 400 levaduras aisladas, sólo un 15% ha demostrado una actividad antagonista frente a estos hongos”, describió el profesional.
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“Además de probar el efecto killer de las levaduras frente a los agentes patógenos, paralelamente clasificamos las levaduras con técnicas de la biología molecular, se les extrae el ADN y se amplifica una región de ese ADN para poder investigar”, concluyó la co-directora de la tesina.