Investigadoras de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco realizaron controles de microorganismos patógenos en áreas de elaboración de alimentos de distintos servicios de comidas de Comodoro Rivadavia.
Para determinar la presencia de estos microorganismos se realizaron análisis sobre superficies como mesadas, cuchillos, heladeras y piletas y también fueron hisopadas las manos de los operarios encargados de preparar los alimentos, para poder determinar su carga bacteriana. Se obtuvieron muestras de las mismas superficies antes y después de aplicar los procedimientos habituales de limpieza que comprobaron la existencia de bacterias indicadoras de contaminación de origen humano y ambiental, y que se asocian a deficiencias en las prácticas de manufactura de los alimentos.
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Se realizaron recuentos de las bacterias aerobios mesófilos, Staphylococcus aureus, coliformes totales y la presencia de Escherichia coli en las muestras y a partir de los análisis se determinó en el 18% (es decir 2 de los 11 comedores) la presencia de Escherichia coli; en el 45% (es decir 5 de 11 comedores) S. aureus y en el 54% (6 de 11 comedores) P. aeruginosa. La presencia de estas tres bacterias indica que el origen de la contaminación es variable y su presencia es un gran peligro microbiológico frente a una incorrecta aplicación de métodos higiénicos-sanitarios.
De esta manera, quedó en evidencia que los procedimientos de limpieza y desinfección aplicados no resultan efectivos para eliminar la carga bacteriana en las superficies donde se procesan los alimentos para consumo humano. Por otra parte, la presencia de la bacteria patógena llamada “aeruginosa”, después de la limpieza de los elementos de trabajo, viene a confirmar esta observación. Las malas prácticas de limpieza y desinfección constituyen un factor de riesgo que contribuye a incrementar la probabilidad de contaminación por microorganismos que causan enfermedades transmitidas por los alimentos, llamadas “ETAs”.
S. aureus es una bacteria patógena para el hombre y un indicador de contaminación humana, provoca intoxicaciones alimentarias y causa síndromes gastrointestinales en adultos y niños. P. aeruginosa es una bacteria que se encuentra ampliamente distribuida en la naturaleza (plantas, suelo, animales y el hombre) y tiene la capacidad de formar biofilms, es decir, especies de “ecosistemas de microbios” en las superficies contaminadas. Puede resistir los tratamientos con desinfectantes empleados habitualmente en los procedimientos de higiene y se disemina con facilidad en los ambientes húmedos, constituyendo un problema sanitario si las condiciones de limpieza y desinfección resultan deficientes. Más aún si las superficies son porosas y difíciles de limpiar, como los elementos de madera que tienden a absorber líquidos contaminados. E. coli es un indicador de contaminación fecal animal y humana.
Silvia Estevao Belchior, directora de la investigación, resaltó a InfoUniversidades que “los alimentos son uno de los principales vehículos para el transporte de microorganismos patógenos para el hombre, causando ETAs, consideradas un grave problema para la salud pública”. Las principales manifestaciones son enfermedades entéricas -de origen bacteriano- agudas y constituyen en América la principal causa de muerte en menores de 5 años.
Además, se observó un déficit de infraestructura física, una inadecuada educación sanitaria para manipular higiénicamente los alimentos, y el empleo en el 45% de los comedores de implementos de madera como tablas y cuchillos con cabos de este material.
Los peligros microbiológicos potenciales y diversos riesgos asociados con el almacenamiento y la preparación de los alimentos en los servicios para colectividades podrían evitarse con la aplicación de procedimientos sanitarios que impidan que los microorganismos de origen humano o ambiental lleguen a los alimentos.
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Las ETAs son las principales responsables de pérdidas en la productividad de los países a nivel mundial ya que el consumo de productos contaminados conduce a problemas de salud pública. Principalmente cuando se adoptan servicios de elaboración masiva de alimentos, que presentan un mayor riesgo de su contaminación. Las investigadoras enfatizaron la necesidad de “difundir y hacer cumplir en los establecimientos elaboradores de comidas los procedimientos de buenas prácticas de manufactura que incluyan una limpieza e higiene adecuadas para minimizar los peligros microbiológicos”.