Estudiantes de la Universidad Nacional del Sur idearon una respuesta sustentable a una situación cada vez más frecuente en las aulas: el uso de varias aplicaciones, conexión a internet, radio, etcétera, hace que la duración de las baterías de los dispositivos móviles sea cada vez más limitada. Además, la escasez de enchufes en edificios no preparados para esta situación representa un problema.
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Por eso, los alumnos imaginaron un Centro de Carga de Dispositivos Móviles (CCDM) que consiste en una unidad con varios casilleros donde el usuario deja su notebook, teléfono o tablet recargándose. Las baterías de la unidad se alimentan con un sistema de celdas fotovoltaicas que giran siguiendo la mayor intensidad solar, y con una pantalla que indica el estado de carga de su equipo. Allí, un lector de tarjeta de identificación -que puede ser simplemente la credencial universitaria- reconoce al usuario como universitario, y funciona como llave de las puertas electromagnéticas de cada unidad, para dejar los dispositivos de manera segura.
Además, el CCDM posee un sistema de control para censar la potencia consumida. Si es menor que la generada, se puede tomar de la red eléctrica y, si es mayor, puede conectarse a ella para cargar otros equipos, como luces de emergencia. El equipo estuvo integrado por Emanuel Córdoba, Julián Piermattei, Manuel Prieto y Luciano Bruna
-estudiantes de Ingeniería Electronica-, y Braian y Giuliano Piñero, de Ingeniería Eléctrica.
Según señalaron los alumnos a Argentina Investiga “encontramos al desafío muy interesante ya que lo vivimos cotidianamente al asistir a la universidad. El hecho de pasar gran parte del día allí tiene como consecuencia, generalmente, quedarse sin batería en los dispositivos, lo que implica perder la capacidad de comunicarnos con nuestros allegados ante cualquier inconveniente, lo cual es frustrante. Y es aún más grave para aquellos estudiantes que recorren grandes distancias para asistir a la universidad”.
Para ellos, el diagnóstico fue muy concreto: “Los tomacorrientes dentro de la universidad son escasos o de difícil acceso, y por eso decidimos buscar una solución sencilla a esta problemática. De más está decir que nos encantaría que se lleve a cabo esta idea y así poder mejorar el día a día de los estudiantes a partir del uso de medios sustentables”.
Las competencias de ideas creativas e innovadoras son cada vez más frecuentes en el ámbito universitario. Son un medio para estimular a los estudiantes a resolver problemas concretos, y representan también la estrategia de empresas y consorcios académicos para obtener soluciones de manera rápida y a bajo costo. En los últimos años, desafíos como las “24 horas de la Innovación”, el “Steel Challenge” y muchos más forman parte del calendario académico y de eventos de casi todas las universidades, públicas y privadas.
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Promovido por el Consejo de Decanos de Ingeniería (CONFEDI) de Argentina y el Centro de Innovación en Ingeniería de Uruguay, una de estas competencias es el Rally Latinoamericano de Innovación, cuyo propósito es fomentar la innovación abierta en estudiantes de carreras de ingeniería de América latina y que se desarrolla por equipos durante 28 horas consecutivas.