Con el correr del tiempo, la luz y la acción química oxidan el cristalino.
A pesar de su transparencia, el cristalino del ojo humano esconde muchos misterios porque sus membranas son muy diferentes a otras. Se trata de uno de los pocos tejidos del cuerpo en los que no se desarrolla cáncer. En un seminario presentado en la UNL se describió con precisión la composición inusual de las membranas del cristalino para tratar de entender su funcionamiento.
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El trabajo fue desarrollado por la doctora Cecilia Yappert
-egresada de la UNL e investigadora en la University of Louisville, Kentucky (EEUU)- que evaluó, junto con su equipo de investigación, los lípidos que componen las membranas del cristalino. “El 80% de los cánceres comienzan con células epiteliales, si nosotros podemos entender cómo funcionan los lípidos en estas células, tal vez podamos inferir qué está pasando en esas células que crecen fuera de control. Y en algún momento podríamos llegar a hacer terapias a través de esos lípidos”, señaló Yappert.
Según detalló la experta, todas las membranas del cuerpo son distintas aunque tengan los mismos lípidos, por lo que sería posible en el futuro desarrollar tratamientos o formas de intervención específicas con enzimas de acuerdo a cada membrana. Así, podrían evitarse los efectos nocivos e inespecíficos de otros tratamientos como la quimioterapia.
Los lípidos
Las investigaciones que lleva adelante la doctora Yappert apuntan a entender el funcionamiento y metabolismo de los lípidos del cristalino, ya que la lente muestra lípidos que no son comunes y se trata de entender cuáles son sus funciones. Para esto, los investigadores trabajaron con técnicas de espectroscopía de masas. “Gracias a la espectroscopía de masa es posible ver exactamente el largo de cada cadena que interviene en la composición de los lípidos, y especular posteriormente por qué ese largo y por qué esos enlaces. Es como un lenguaje: nosotros vemos los espectros y tenemos que entender qué está pasando en el tejido”, explicó la experta.
La investigación se basa en el hecho de que los metabolitos o subproductos de la degradación de los lípidos actúan como mensajeros y activan proteínas. Así, cada uno tiene diferentes acciones en las membranas. Mientras que los subproductos de unos lípidos -los glicofosfolípidos- ofician de mensajeros para activar el crecimiento de la célula, los de los esfingolípidos hacen todo lo contrario, ya que ponen freno a ese crecimiento. Por este motivo, la proporción en la que se encuentren estos lípidos debe estar relacionada con la velocidad de crecimiento del cristalino, que es muy lento en los humanos.
Los investigadores también indagaron en la distribución de los lípidos y encontraron algunas tendencias. Las células viejas componen el núcleo del cristalino, mientras que las más nuevas forman el cortex a su alrededor. Los esfingolípidos están presentes en mucha mayor cantidad en el núcleo del cristalino. Además, las experiencias pretenden dilucidar adónde van esos lípidos cuando son degradados, que es algo que aún se desconoce. “Una posibilidad es que se puedan reciclar, otra es que se vayan para atrás -al humor vítreo, o incluso llegar a la retina- que es algo que estamos viendo ahora”, hipotetizó la experta.
Las cataratas
La función del cristalino es enfocar nuestra visión, pero para poder ver es fundamental que el cristalino permanezca transparente. Según detalló la doctora Yappert, el 50% de los individuos de más de 60 años tiene posibilidades de tener cataratas. “No sabemos cómo prevenirlas y el único tratamiento es sacar el cristalino y, si bien es una operación muy simple, sería muy interesante saber qué es lo que está pasando. Estamos interesados en entender los cambios a nivel molecular que llevan a la formación de cataratas”, señaló.
La luz y la acción química oxidan el cristalino con el paso del tiempo, degradando a las membranas y comprometiendo su permeabilidad. Es posible que estos cambios modifiquen el transporte del calcio, que es muy abundante afuera de las fibras. Este aumento en el ingreso de calcio puede conducir a la agregación de proteínas del cristalino y causar en él áreas opacas.
La membrana es fluida ya que tiene que permitir el paso de sustancias de un lado al otro, pero no es uniforme. Hay secciones más compactas que forman algo similar a balsas sobre un lago. Al ingresar calcio, la hipótesis de los investigadores es que estas balsas se vuelven más pesadas y sedimentan.
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Investigar este tipo de problemas implica relacionar diferentes disciplinas. “Los campos continúan acercándose más, y estamos empezando a entender mejor el lenguaje de cada disciplina. Eso es muy importante para la evolución científica”, concluyó Yappert.