“Buscamos desarrollar técnicas que eduquen al sistema inmunológico del receptor para que no reaccione ante el injerto"
Esta intervención se realiza en muy pocos lugares del mundo ya que requiere de una importante infraestructura pre y pos-operatoria, que incluye muchos equipos de profesionales para el seguimiento y disponibilidad de alimentación parenteral para pacientes, y, en este sentido, la Fundación Favaloro es una de referencia en América Latina y en todo el hemisferio Sur.
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El doctor Martín Rumbo, director del IIFP, sostiene que la importancia de estudiar el trasplante del intestino radica en que este órgano contiene una gran cantidad de células inmunes, pudiendo llegar al 50% del sistema inmunológico de una persona.
“Nuestro sistema inmune posee dos tipos de mecanismos de reacción; uno, adaptativo, que genera memoria en el organismo y por lo tanto se puede educar; y otro, de respuesta innata, que, a su vez, instruye al anterior. Las investigaciones, que se llevan adelante en el IIFP, apuntan a conocer el sistema y lograr aprovechar los circuitos que naturalmente emplea el sistema inmune para generar tolerancia inmunológica y controlar la respuesta de rechazo”, explica Rumbo.
Una de las grandes preocupaciones de la medicina cuando se realiza un trasplante de intestino es saber si hay rechazo, en qué parte y qué proporción del órgano la genera.
“A partir de estudios realizados por equipos de investigación del IIFP, se encontraron parámetros en sangre que permiten determinar, a través de un análisis, qué parte del intestino genera rechazo; eso permite saber el tamaño de la superficie que no es aceptada por el organismo y así planificar el tratamiento y la estrategia nutricional”, detalla Rumbo.
El intestino es el único órgano sólido que luego de trasplantarse se puede seguir observando a través de endoscopias. Esto lo convierte en un escenario único para estudiar la reacción inmunológica post-trasplante.
Otra de las líneas de trabajo que se llevan adelante en el IIFP en relación a trasplantes tiene que ver con optimizar la inmunosupresión necesaria en estas prácticas.
La inmunosupresión generalizada que requieren los trasplantes para evitar el rechazo del nuevo órgano trae aparejada complicaciones para el resto del organismo, ya que la persona trasplantada queda con muy bajas defensas en general. Por eso es que investigan estrategias para mejorar la tolerancia inmunológica al injerto.
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“Buscamos desarrollar técnicas que eduquen al sistema inmunológico del receptor para que no reaccione ante el injerto pero que siga reaccionando ante otras infecciones que tenga el organismo, e incluso a enteritis que tenga el mismo órgano implantado”, explica Martín Rumbo. Y agregó: “Para esto es necesario estudiar el comportamiento inmunológico ante el trasplante, investigación que actualmente desarrollamos en animales, con la idea de transferir los resultados a pacientes”.