Un investigador de la Facultad de Ingeniería generó una pHp?palabras_claves=cartografía" data-toggle = "tooltip" title = "La cartografí es la ciencia que estudia y elabora los mapas geográficos, territoriales y de diferentes dimensiones lineales.">cartografía inédita en Argentina: confeccionó uno de los pocos mapas de resistividad del suelo y pH que existen en el país y tal vez en el mundo. Además, gracias a un proyecto LomasCyT, trabaja para hallar la relación de la resistividad con la composición del suelo, lo que permitiría extrapolar y cruzar datos con cualquier región del mundo que cuente con un estudio de la constitución de la tierra.
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Si bien la aplicación de los datos obtenidos a partir de este relevamiento posee un amplio abanico de utilidades, es especialmente significativo para aquellos que trabajan con sistemas de protección anticorrosiva, ya que la resistividad y el pH son propiedades fundamentales del terreno que determinan qué tipo de técnicas e inversiones son necesarias para proteger a los metales enterrados o sumergidos (gasoductos, tanques y bases estructurales, entre otros) del avance de su oxidación o deterioro.
Para lograrlo, Leandro Rodríguez, primer graduado del doctorado de la Facultad de Ingeniería, desarrolló un método geoestadístico de mapeo que abre muchas posibilidades en términos de futuros trabajos de ciencia aplicada.
Sobre esto, Rodríguez afirma que “lo logrado con la investigación está enmarcado en el desarrollo y la transferencia tecnológica, donde la UNLZ aporta el capital humano e intelectual para trabajar junto a la industria, y así dejarle algo útil y concreto a la sociedad”.
Como muestra de la importancia del método y de los mapas generados a partir del trabajo, lo producido “permitirá, en un futuro cercano, extrapolar primero en la Argentina y después internacionalmente cartografías producidas por la Facultad de Ingeniería de la UNLZ para cualquier empresa o institución del mundo que lo requiera”.
Mapas de Resistividad y pH
La resistividad del suelo es la propiedad que tiene el terreno para conducir electricidad y está determinada por la cantidad de humedad, minerales y sales disueltas. Si bien es usual encontrar estudios y mapas sobre el pH (propiedades químicas), no es común hallar relevamientos de una característica de la que prestan especial atención aquellos que requieren de protección catódica en sus industrias o emprendimientos.
El investigador trabaja desde muy joven en la empresa familiar Montamar, especializada en sistemas de protección anticorrosiva. Gracias a ello, una particularidad que se le presentó en su actividad cotidiana disparó la idea de aprovechar esa problemática para investigar y desarrollar una herramienta para su resolución.
Fue así como notó un aspecto fundamental en la diferencia que existía entre los clientes habituales y las pequeñas empresas que contratan sistemas de protección anticorrosiva.
Rodríguez explica que los consumidores no habituales de sistemas de protección catódica, en general, tienen muy poco conocimiento de lo que contratan. En cambio, los grandes consumidores como TGN (Transportadora de Gas del Norte), TGS (Transportadora de Gas del Sur), Camuzzi Gas o YPF, ya saben lo que se necesita, sus costos y tiempos de aplicación, debido a que tienen miles de kilómetros de ductos instalados en todo el país, con sistemas de protección que deben montar, mantener o renovar.
“El pequeño consumidor, como puede ser una empresa o industria que necesite adecuarse a las leyes que exigen una protección anticorrosiva, o simplemente que quiera realizar un trabajo de prevención, puede tener todos los datos de la estructura a instalar, pero jamás posee los datos del suelo ni las herramientas para medir lo más importante en estos casos, que es la resistividad y el pH”, ilustra.
La recolección de muestras
Durante casi 3 años, Rodríguez aprovechó sus viajes al interior de Buenos Aires para tomar muestras que fue recolectando metódicamente con su respectiva referencia satelital. Gracias a un cálculo efectuado a través del software Arcmap, luego de una simulación realizada sobre una cuadrícula aplicada en la Provincia, dividida en un mapa cada medio grado de latitud y longitud, estableció que debía tomar un mínimo de 800 muestras en todo el territorio de manera uniforme: considerando la extensión total, una muestra cada 384 km2 de superficie.
El investigador detalla que el presupuesto estimado para realizar esta tarea se calculó en aproximadamente 5 millones de pesos, por lo que el apoyo de Montamar y la optimización de sus planes de trabajo fueron fundamentales para hacer posible el estudio sin realizar esa inversión.
El muestreo inició en abril del 2014, a cargo de un grupo de trabajo que recorrió en un vehículo 4x4 la provincia de Buenos Aires durante más de 30 meses, tomando muestras a 1 y 2 metros de profundidad y superando terrenos anegados por el agua o de difícil acceso.
“Hubo zonas muy inundadas, donde accedimos con agua hasta las ventanillas del vehículo, en las que había que realizar la medida sí o sí porque la humedad varía de manera abismal la resistividad del suelo, y necesitábamos contar con esos datos para que la muestra fuera correcta y fidedigna”, aclara. Y confiesa risueño: “En muchos campos los lugareños nos encontraban midiendo con todo el equipamiento y las reacciones no eran siempre amistosas, aunque contáramos con permisos especiales de los dueños. Si bien algunos hasta nos invitaban a comer en sus casas cuando se enteraban de lo que estábamos haciendo, otros nos sacaron a tiros de escopeta”.
El equipamiento utilizó un Sistema de Posicionamiento Global (GPS por sus siglas en inglés) muy específico con solamente 15 centímetros de error, por lo que, en caso de tener alguna duda con el lugar de la muestra, se puede volver exactamente al mismo sitio en donde fue tomada.
El mapa
Como resultado, el trabajo produjo los primeros mapas sobre resistividad y pH del suelo registrado en la República Argentina y quizás en el mundo.
“Solamente encontramos un estudio en el INTA sobre el pH, junto con un mapa que actualizamos. Si bien existen algunos gráficos sobre la composición del suelo, no hallamos en el mundo un mapeo de resistividad como el que se logró hacer con esta investigación”, asegura Rodríguez con orgullo.
Estas cartografías les permitirán a los que realizan análisis de corrosión e implementación del sistema de protección catódica no tener que viajar hasta el lugar de la Provincia para realizar las muestras al momento de confeccionar el diseño y elaborar el presupuesto. Esto supone un considerable ahorro y agiliza tanto el trabajo de las empresas como la decisión del cliente, que debe invertir en el Sistema para estructuras de acero enterradas y/o sumergidas. Para tener una referencia de la importancia de conocer el dato preciso, la resistividad puede variar de 100 a 50.000 ohm/cm de un lugar a otro, y esa diferencia puede multiplicar por 30 el costo de una obra.
Haber realizado el muestreo de manera exhaustiva, en un territorio tan vasto y con un suelo variable como es el de Buenos Aires, permite aspirar a extender de manera teórica los resultados a otras regiones del país.
La importancia del método
Rodríguez deja de lado la importancia de haber sido el primer investigador en realizar un mapeo de resistividad en Argentina y uno de los pocos que existen en el mundo e insiste: “Lo que más valoro y lo que me parece relevante de este trabajo es el método, que queda disponible para que cualquier investigador, de casi cualquier área de conocimiento, pueda mapear con referencia satelital la recolección de muestras de su trabajo de investigación”.
En esa línea, explica el arduo trabajo que significó tener que aprender a utilizar el software Arcmap, junto a la técnica geoestadística llamada Kriging Ordinario.
Sobre la comprensión, simplificación y sistematización del uso del método, Rodríguez revela que “ahora quedó en la Facultad y desde que lo pudimos hacer funcionar muchos colegas encuentran una herramienta que les abre un mundo de posibilidades en una amplia área de conocimiento, que va desde mapear la calidad del aire de una ciudad hasta realizar un trazado de encuestas georreferenciadas sobre investigaciones sociales en la región”.
Hoy, el método se da como contenido en la cátedra Diseños y Experimentos del doctorado que dicta la Facultad de Ingeniería. En ese contexto, Rodríguez cuenta, como ejemplo, que en una reunión con colegas de Colombia, uno de los profesionales de ese país se entusiasmó tanto con el software y el método que pidió asesoramiento para comenzar a desarrollar un proyecto de investigación que podría aplicarse al reposicionamiento de las FARC, luego de la firma de la paz ocurrida en 2016.
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El investigador insiste en que el mayor logro es que el método haya quedado en la Facultad para ser utilizado por cualquier estudiante o profesional de la Universidad. Y concluye: “La transferencia tecnológica es una de las cosas más importantes que debemos reforzar como pilar en la investigación universitaria. El método ya se utiliza, por ejemplo, en el área de recursos energéticos estratégicos, proyectando investigar sobre la colocación de sensores para saber qué zonas de la provincia de Buenos Aires son las más convenientes para instalar sistemas eólicos o paneles solares. Siento que la retribución es para con la sociedad y va a servir para resolver problemáticas sensibles como la del cuidado del medio ambiente y muchas otras referidas a mejorar la calidad de vida de todos los habitantes de nuestro país”.