Un investigador platense participa del Consorcio Internacional encargado del desarrollo científico
Luego de más de cinco años de investigaciones, el Consorcio Internacional de Secuenciación de la Papa, formado por varias instituciones académicas de 16 países, entre ellas la Universidad Nacional de La Plata, anunció la finalización de la secuenciación del genoma de la papa.
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Argentina, como miembro del consorcio, contribuyó con la secuenciación parcial del cromosoma 3, la secuencia completa de las organelas y en la construcción de un mapa genético que identifica la localización de todos los fragmentos secuenciados por los socios del consorcio. El investigador platense Luis Diambra, miembro del laboratorio de Biología de Sistemas del Centro Regional de Estudios Genómicos (CREG), participó del proyecto trabajando en las distintas etapas de la investigación junto a otros tres colegas del INTA Balcarce, dirigidos por el doctor Sergio Feingold.
El doctor en Física explicó a InfoUniversidades que “el genoma es una secuencia lineal de 4 tipos diferentes de nucleótidos
representados por las letras A (adenina), T (timina), C (citosina), y G (guanina), donde se almacena toda la información de cómo cada organismo debe funcionar y responder a los diferentes estímulos. La obtención del orden de estos nucleótidos es lo que se llama secuenciación”.
Para el especialista del CREG, el reciente descubrimiento es “el punto de partida para muchas preguntas científicas acerca de la evolución y funcionamiento de la papa y abre las puertas a nuevos desafíos biotecnológicos, lo que permitirá acelerar los programas de mejoramiento genético”.
Y especificó, además, que “el genoma de la papa está organizado en 12 cromosomas y se estima que posee 840 millones de pares de nucleótidos, lo que equivale aproximadamente a una cuarta parte del genoma humano”. El aporte argentino se centró en obtener la secuencia de letras de una parte del cromosoma 3.
En este sentido el investigador aseguró que a partir del secuenciamiento del genoma de la papa será posible desarrollar nuevas variedades más resistentes a enfermedades, o con mejor valor nutricional. Además, será posible acortar el plazo de 10 a 12 años actualmente necesario para obtener nuevas variedades. En definitiva, conocer el genoma de la papa ayudará a los científicos de todo el mundo en el mejoramiento de la productividad, la calidad, el valor nutricional y la resistencia a los diferentes patógenos.
Un alimento con historia
El origen de la papa data de unos 8.000 años atrás en las orillas del Lago Titicaca. Los incas la tomaron y domesticaron su proceso de producción, constituyéndola en un alimento sustancial de su dieta. Luego, los conquistadores llevaron la papa a Europa. Tras unos años de adaptación, resistiendo prejuicios y desconocimiento, la papa terminó imponiéndose como un alimento de consumo masivo con fuerte presencia en las clases populares. Cuando estalla la Revolución Industrial, la papa se constituye en un alimento que se produce para atender las necesidades de las ciudades y llega a conquistar un lugar en la dieta mundial.
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En la actualidad se producen 325.302.445 toneladas de papa por año a nivel mundial y su cultivo es el tercero en importancia dado que es el tercer alimento más consumido en el mundo, siendo Asia y Europa los productores del 80% del total. Las hectáreas sembradas en el mundo son 19.327.731, mientras que en Argentina, se siembran alrededor de 85.000 hectáreas. El consumo promedio del habitante mundial es de 31 kg por año. En América Latina es de 21 kg, y en Argentina es de 55 kg.