Ficciones de la Patagonia. La construcción del Sur en la Narrativa Argentina y Chilena”.
El expansionismo de los países hegemónicos y su ímpetu económico se justifican por el afán civilizador y, en este sentido, es importante recordar que las primeras descripciones sobre la Patagonia se realizaron en el siglo XIX, dentro de un contexto histórico mundial marcadamente colonizador.
Por lo tanto, las razones económicas, el horror a la diferencia, sumados a la ventaja personal y a la ignorancia, fueron claves para la construcción del imaginario sobre la región.
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Desde el momento en que la expedición de Magallanes puso los pies en la Patagonia, esta parte del continente quedó marcada por la idea de lo diferente. La construcción del patagón, el salvaje, el gigante como peligroso, permitió que el ingreso del blanco en la región se llevara adelante mediante la exclusión y el exterminio. Esta idea de lo exótico y monstruoso conformó una red textual donde son protagonistas el salvajismo de sus habitantes y la maldición del espacio, asociados con ideas de excentricidad, lejanía e inmensidad.
Las connotaciones negativas del surgimiento del imaginario patagónico continúan hasta nuestros días. El análisis efectuado por la autora Silvia Casini, doctora en Estudios Hispanoamericanos por la Universidad de Kentucky, Estados Unidos, en “Ficciones de la Patagonia. La construcción del Sur en la Narrativa Argentina y Chilena”, parte de la hipótesis de que muchas representaciones contemporáneas de nuestra región todavía se apoyan en esas imágenes. Los primeros cronistas, viajeros y científicos que describieron a la región fueron Antonio Pigafetta, Charles Darwin, Roger Fitz Roy, George Musters y Lucas Bridges, entre otros. Estos “textos fundadores” gestaron a la Patagonia como un lugar desértico, frío, imposible de habitar, idea que aún perdura en el imaginario colectivo.
Las descripciones sobre la Patagonia sur difieren entre sí de acuerdo al lugar desde donde se la observa; los escritores regionales, a diferencia de los autores foráneos, describen el espacio desde sus experiencias cotidianas, en base a parámetros locales y nacionales. Es fundamental avanzar con políticas que incentiven y promocionen en el exterior a los autores regionales patagónicos.
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En su trabajo, Silvia Casini analiza tres obras narrativas de autores patagónicos que describen la región desde la base de experiencias diarias, con una mirada menos condicionada por lo literario, pero más relacionada con parámetros locales. Entre ellos se mencionan “Caminos y rastrilladas borrosas” y “Memorias de un carrero patagónico”, de Asencio Abeijón; “Papá botas altas”, de David Aracena y “El corazón a contraluz”, de Patricio Manns.