Dr. Marcelo Bertelotti, director del proyecto.
Desde hace muchos años, las gaviotas cocineras (Larus dominicanus) que habitan las costas de la Península de Valdés adquirieron la costumbre de atacar a la ballena franca del sur (Eubalaena australis) para alimentarse de su piel y de su grasa. Las profundas heridas sufridas por los cetáceos suelen derivar en infecciones de distinta gravedad.
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Los ataques se observaron por primera vez en el Golfo San Jorge, provincia del Chubut a principios de la década del ‘70 sin que hubiera registro de hechos similares en ninguna otra parte del mundo. Desde 1985 hasta 1990, las embestidas aumentaron cinco veces su magnitud debido al crecimiento de la población de gaviotas cocineras, que desarrollaron esta nueva estrategia de obtención de alimentos y demostraron su fácil adaptación a los cambios.
Las gaviotas se alimentan de la piel y de la grasa que arrancan del lomo de las ballenas, cuando queda expuesto entre la olas. En los últimos diez años, la proporción de ballenas con lesiones se incrementó 30 veces, al punto que prácticamente todos los cetáceos de esta especie muestran heridas producidas por gaviotas durante la temporada reproductiva, que va de julio a diciembre
“En los golfos de la Península Valdés las ballenas vienen a reproducirse y tienen sus ballenatos que alimentan con leche, ya que son mamíferos como nosotros”, explicó a InfoUniversidades el doctor Marcelo Bertellotti, del Centro Nacional Patagónico (CENPAT). “Estos ataques de gaviotas -continuó- muchas veces interrumpen el amamantamiento, y provocan la reducción drástica del tiempo de relación entre la cría y la madre, lo que puede tener consecuencias en la supervivencia de los ballenatos”.
Bertellotti trabaja en los aspectos de la biología y conservación de las especies y dirige el proyecto “Consecuencias del ataque de gaviotas cocineras sobre el comportamiento, distribución y estado sanitario de las ballenas francas australes”, del que también participan el Instituto Malbrán de Buenos Aires y la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB), a través de la Facultad de Ciencias Naturales de la Sede Puerto Madryn.
En este sentido, el doctor Daniel De Lamo, a cargo de la cátedra Fisiología General, analiza las repercusiones de los ataques de gaviotas en el comportamiento de estos mamíferos, la influencia en la actividad cardíaca y los mecanismos de defensa que acciona el cetáceo. Con este fin, se colocaron sobre el lomo de las ballenas aparatos específicos provistos de ventosas que se adhieren al lomo del animal y permiten registrar diferentes parámetros de las ballenas.
Por su parte, los investigadores del Instituto Malbrán estudian los posibles patógenos que pueden transmitir las gaviotas en cada ataque, dado que estas aves buscan su alimento en ambientes muy sucios, como los basurales urbanos, a cielo abierto y descartes de pescado, por lo que podrían ser transmisores de enfermedades.
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Para llevar a cabo el proyecto de investigación, se requiere de distintos abordajes metodológicos, que incluyen la observación desde la costa, junto al empleo de embarcaciones y la utilización de alta tecnología para seguimiento satelital o a través de VHF. Si bien las observaciones a ballenas se registran desde hace tres años, el proyecto formal comenzó en 2009 con la incorporación de la cátedra de Fisiología General de la UNPSJB y del Instituto Malbrán. Las dos patas que, -según el investigador del CENPAT- faltaban para poder saltar a una escala más predictiva. “Estamos empecinados -aseguró Bertellotti- en entender todas estas consecuencias y poder lograr consensos, para proponer acciones concretas que regulen y disminuyan este problema”.