El doctor Alfredo Zurita y el licenciado Ángel Miño-Boilini realizaron un viaje en el año 2007 a Tarija (Bolivia), junto al doctor Esteban Soibelzon, del Museo de La Plata, y el ingeniero Freddy Paredes-Ríos, del Museo Arqueológico-Paleontológico de la localidad boliviana. El equipo visitó el Valle de Tarija, una zona paleontológica estudiada desde finales del siglo XIX para continuar con una serie de trabajos que Zurita y Miño-Boilini realizan en cooperación con una universidad del vecino país.
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Fue enorme la sorpresa de los investigadores cuando dentro de una coraza de gliptodonte encontraron un ejemplar nonato de la especie en excelentes condiciones de preservación. No era para menos, ya que como explicó el doctor Zurita a InfoUniversidades, se trataba del primer hallazgo de este tipo. “El proceso de fosilización es casi un milagro; encontrar un ejemplar nonato de alguna especie es excepcional”, aclaró el investigador y precisó que del gliptodonte nonato se encontró gran parte del cráneo, la mandíbula y algo del esqueleto postcraneano. Y que “se lo descubrió mientras personal del Museo de Tarija extraía el sedimento de la coraza dada vuelta de un gliptodonte adulto del tamaño de un auto chico”.
El doctor Zurita graficó cómo se ve el pequeño ejemplar descubierto: “El nonato tiene el tamaño de una mano humana”. Respecto de las conclusiones a las que podría arribarse a partir del descubrimiento, el investigador estimó que “una de las cosas más importantes es que esto abre la puerta para una serie de estudios acerca de la evolución ontogenética (las etapas en la vida de un organismo, desde que se concibe hasta que muere) de estos animales, un tema del que se conoce muy poco”.
Los sedimentos del Valle de Tarija son conocidos por los paleontólogos desde principios del siglo XIX por la abundancia de los registros de mamíferos fósiles. Los gliptodontes fueron un grupo de mamíferos acorazados, semejantes a los actuales armadillos, que en la zona del Litoral se conocen como tatú. Éstos fueron muy comunes durante la mayor parte del Cenozoico de América del Sur, es decir, durante los últimos 45 millones de años. Pero también, durante los últimos dos millones de años (Pleistoceno), algunas formas alcanzaron tamaños gigantescos, de casi dos toneladas de peso, como es el caso del ejemplar en el que se halló el nonato.
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Hace aproximadamente 10.000 años atrás los gliptodontes, junto con casi todos los grandes mamíferos, se extinguieron por la acción combinada de una serie de cambios climáticos y la presión ejercida por los antiguos habitantes a través de las cacerías.