¿Cómo es representado el peronismo en el discurso público de Néstor y Cristina Kirchner?; ¿desde qué puntos de vista o lugares de enunciación?; ¿Qué dispositivos de interpelación pone en juego y qué antagonismos reconoce y construye en este proceso de significación? Y quizás lo más relevante: ¿cómo intervienen esas representaciones e interpelaciones que tienen por eje el peronismo en la disputa por la hegemonía político-ideológica? Estas son algunas de las preguntas que se hizo la socióloga e investigadora Graciela Inda, por lo que se propuso analizar el discurso presidencial que predominó en la última década.
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Su objetivo final: captar la naturaleza de esa “compleja relación” -como la define- para intentar explicar cómo es representado el peronismo en la práctica discursiva presidencial kirchnerista. Para ello, Inda analizó los discursos oficiales pronunciados públicamente por Cristina Fernández de Kirchner desde su asunción en diciembre de 2007 como Presidenta hasta 2012. También algunas entrevistas relevantes realizadas a Néstor Kirchner y a Cristina Fernández de Kirchner. En total, la investigadora de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) revisó más de 900 alocuciones.
“Las intervenciones discursivas de CFK tienen la impronta de una llegada sin intermediarios (aun cuando el soporte sea televisivo) a la ‘ciudadanía de a pie’, el ‘pueblo argentino’, los ‘hermanos y hermanas’, la ‘patria’ -analiza Inda- y, a la vez, un recado para los no presentes, los antagonistas”. En el despliegue de esta estrategia discursiva presidencial, el peronismo es representado como el partido identitario, en el que militaron toda la vida, pero también como “el movimiento contradictorio de una Argentina contradictoria. Una experiencia viva, cambiante, que refleja lo mejor, pero también lo peor del país”, según relevó Argentina Investiga del estudio realizado por Inda.
Para el discurso oral kirchnerista, el peronismo -analiza la socióloga- “está conformado por la corriente nacional y popular” aunque “la simbología peronista ha sido empleada en más de una ocasión para encubrir políticas contrarias a las clases populares”.
Evita, el símbolo popular
En las alocuciones de Cristina Fernández de Kirchner, la figura de Evita “es constantemente reconstruida y revisitada” para mostrar “cuál es la posición política que hoy representa ‘sin dobleces’ al pueblo argentino”. Así, para CFK “Evita es un símbolo fuerte de las luchas de las clases populares. Conforma un recordatorio permanente de que no es posible alcanzar conquistas a favor de los más humildes sin dar una pelea, sin disputar con fuerzas antagónicas”. Para Inda, esta resignificación de Eva Perón representa “la toma de partido en una lucha entre dos tendencias” dentro del peronismo: el ala nacional y popular, y los sectores conservadores o de derecha del movimiento.
En forma paralela, la figura de Perón motiva -por lo menos- dos representaciones en la estrategia discursiva presidencial: “Por una parte, Perón es significado, casi siempre en pareja con la figura de Eva y situado en el lapso 1945-1955, como un dirigente político que llevó adelante las mayores transformaciones económicas, sociales y políticas a favor de las masas populares a lo largo de la historia argentina, como líder de un proyecto de ‘liberación nacional’ aún vigente”. Por otro lado, se lo señala como “un dirigente que vaciló a la hora de profundizar el proyecto popular y optó por los sectores conservadores del movimiento” en los años setenta.
Los noventa menemistas: el neoliberalismo
Para Inda, el adversario que se da a sí mismo el discurso presidencial kirchnerista tiene muchos nombres: la “derecha”, “la restauración conservadora”, “el pensamiento neoliberal”, “las corporaciones”, “el poder económico concentrado”, “el modelo neoliberal”. El gobierno justicialista de los noventa, según la política discursiva presidencial, representó los intereses de estos adversarios históricos de las clases populares: “El neoliberalismo o disfrazado de peronismo, parapetado tras la liturgia y simbología peronistas, pero traicionando la convicción nacional y popular”.
Para la argumentación kirchnerista, las mayorías populares y, sobre todo, la clase obrera, se encuentran a pesar del viraje neoliberal de los noventa interpeladas y movilizadas por el contenido históricamente transformador del peronismo. “En el proceso de edificación de un consenso y una identidad político-ideológica propia, el discurso kirchnerista inscribe en su seno reivindicaciones y enunciados enarbolados por organizaciones que tenían una relación antagónica con el menemismo”, analiza Inda para introducir la política de derechos humanos tan enunciada por los discursos presidenciales. “Me parece crucial captar el sentido de esta interpelación que pugna por resignificar la lucha contra el terrorismo de Estado como lucha de las clases populares en su conjunto”, dice la autora del trabajo.
Para ella, “el discurso ideológico kirchnerista” busca imponer una interpretación del terrorismo de Estado: “Tuvo como objetivo último crear las condiciones necesarias para la imposición de un proyecto económico excluyente de las mayorías”.
El “aparato mediático hegemónico”
Siguiendo el devenir de la visión de Néstor y Cristina Kirchner de nuestra historia que analiza Inda, hoy los poderes económicos (el “conglomerado económico cultural, social y político”) que causaron “el retroceso de las luchas populares” ya no emplean el ejército para imponer sus intereses sino el “aparato mediático hegemónico”.
“Esta argumentación político-ideológica, que se reeditará en diversas oportunidades, aunque en un tono menos batallador, logra identificar en forma eficaz la lucha por los derechos sociales (encarnada ejemplarmente por Evita) con la lucha por los derechos humanos bajo el terror de Estado (encarnada ejemplarmente por las Madres de Plaza de Mayo). Impone un significado preciso: los peronistas no pueden dejar de identificarse con la lucha por los derechos humanos. La lucha contra la impunidad y por la memoria es también una lucha del peronismo, tal como es significado por el relato presidencial. Tan peronista como la lucha por los derechos sociales”, interpreta la investigadora.
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Entre otras conclusiones, Inda anota que “el discurso presidencial construye un relato de la historia del peronismo que tiene como presupuesto la toma de partido por la vertiente nacional y popular o izquierda peronista”, que “reivindica las luchas pacíficas setentistas y la combatividad de Evita, así como contiene guiños para el capital que se compromete en el desarrollo nacional”. Y mientras todo esto ocurre, “la palabra peronismo y sus derivados van adquiriendo una significación diferente, dotados de una mayor porosidad ideológica, más permeable a otros registros”, cierra Inda.