En diversos lugares del mundo, la presencia de arsénico en el agua para consumo humano se traduce en problemas serios de salud de la población. La acumulación de esta sustancia tóxica en órganos como pulmón, hígado, bazo, riñón, cerebro, piel, hueso, dientes, pelo y uñas, genera la enfermedad llamada arsenicismo crónico. Como una herramienta para paliar el crecimiento de la patología, investigadores trabajan en un método de eliminación de arsénico a través del filtrado del agua en suelos con características especiales, que retiene el arsénico y lo excluye del agua.
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El Hidro Arsenicismo Crónico Regional Endémico (HACRE), en nuestro país fue conocido en sus inicios como “la enfermedad de Bell Ville”, ya que fue en esa ciudad de Córdoba donde mayor cantidad de enfermos se registraron con la patología. El hidroarsenicismo se manifiesta en el cuerpo con hiperqueratosis palmo plantar, caracterizada por callosidades en las manos y pies, que a veces evolucionan a lesiones más profundas y dolorosas pudiendo derivar en cáncer de piel. Además, produce efectos secundarios en el sistema nervioso, irritación de los órganos del aparato gastrointestinal, respiratorio y cardiovascular, afectando el funcionamiento del hígado, vejiga, riñón, músculos y huesos, y generando cáncer.
La cantidad de arsénico presente en el cuerpo humano puede determinarse por análisis de muestras de sangre, orina, pelo y uñas. Su vida media es de 60 a 90 días y se elimina por la orina, heces, saliva y glándulas mamarias.
El licenciado Ángel del Rosario Storniolo, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnologías explicó que el sistema en el que trabajan da resultados positivos en un 97 por ciento. “Para probar el proceso de filtrado, primero se utilizaron suelos de nuestra provincia y los resultados no fueron alentadores, pero sí tuvimos buenos efectos con tierras de Misiones” indicó a InfoUniversidades el profesional.
Los investigadores trabajan en el Laboratorio de Hidroquímica de la Facultad con un filtro experimental que se utiliza para hacer el testeo de su funcionamiento, con el fin de sistematizar el método que fue creado con fines experimentales para avanzar en las investigaciones. El equipo de científicos a cargo de Storniolo encontró lugares donde el agua contiene 3,3 miligramos por litro de arsénico. Si se tiene en cuenta que el valor límite que fija el Código Alimentario Argentino, al que está adherida Santiago del Estero, es de 10 microgramos, se trata de concentraciones elevadísimas de arsénico en el agua. El investigador señaló que trabajan “en territorios provinciales como Colonia Rasquín, en el departamento Banda, donde detectaron 15 ppb (quince mil microgramos) de arsénico por litro de agua”.
Más del 80% de la población de Santiago consume agua extraída del subsuelo, que se relaciona con algunos procesos geológicos que afectaron o afectan a la región, encontrándose asociado al flúor, manganeso y magnesio en los sedimentos donde se destaca la presencia de cenizas volcánicas (6 a 10 mg/kg).
Los efectos tóxicos del arsénico dependen de si su origen es orgánico o inorgánico, siendo este último el más nocivo y común en el agua subterránea. Su peligrosidad está directamente relacionada con su estado de oxidación, ya que los componentes de arsénico trivalentes (arsenitos) son 10 veces más tóxicos que los pentavalentes (arseniatos) (OMS, 2001). Los compuestos inorgánicos, además de arsénico, tienen al menos otro elemento asociado que no es carbono, sus formas químicas se distinguen por la capacidad de asociarse a estos otros compuestos, como el hidrógeno. Estos últimos son de origen geológico y se encuentran en el agua subterránea. Los compuestos orgánicos contienen carbono y se encuentran, principalmente, en algunos organismos marinos.
Storniolo concluye que el problema real reside en “la falta de obras de infraestructura que aseguren la explotación, tratamiento y distribución de agua segura a todos los pobladores, y en la necesidad de una mayor inversión en asistencia médica y social para los afectados, tanto como en la educación sanitaria de la población en riesgo para la prevención”.
Qué dice la legislación
La realidad generó la necesidad de marcar y diferenciar las aguas para consumo humano definiendo límites de tolerancia para el arsénico, los cuales fueron variando y ajustándose a menores concentraciones con el correr del tiempo. En nuestro país, el Código Alimentario Argentino (CAA), en la década de los ‘90, modificó los límites de tolerancia de 100 μg/l a 50 μg/l (ley nacional argentina N° 18.248), valor que se mantuvo hasta mayo de 2007, fecha en la que se adoptó 10 μg/l ajustándose al límite máximo fijado por la OMS. La provincia de Santiago del Estero está adherida al Código en cuanto a las normas que rigen la calidad de agua, a diferencia de otras provincias de nuestro país que fijan límites a partir de reglamentaciones propias diferentes a los establecidos por la OMS y el CAA.
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Así lo hacen Buenos Aires con la ley provincial Nº 11.820 del año 1996 y 13.230 de 2004, Córdoba, a partir de la resolución N° 674/06 de DiPAS, Santa Fe con su ley provincial N° 11.220, todas ellas establecen como límite 50 μg/L ; y La Pampa, por ley provincial, fija en 150 μg/L el límite de arsénico total para el agua de consumo humano.