La prueba piloto será con una fábrica de bujes plásticos de Las Higueras. Sin embargo, la propuesta de este grupo de investigadores no acaba sólo en un desarrollo tecnológico, sino en acompañar a la empresa en todo el proceso posterior, como la transferencia, la capacitación del personal y en aquello que implica aumentar su impacto socio-productivo, en el marco de una relación más permanente en el tiempo.
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El doctor César Babero, investigador superior del Conicet y profesor de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNRC, es el máximo responsable del equipo de docentes investigadores y becarios que tiene a cargo este proyecto. En diálogo con Argentina Investiga, explicó que “el objetivo a largo plazo es tratar de solucionar lo que vemos como una deficiencia, que es que las pequeñas empresas no tienen capacidades suficientes para hacer un desarrollo tecnológico, como sí lo tienen las grandes empresas, que cuentan con sus propios centros de investigación en oficinas técnicas. Muchas veces, las pymes no pueden expandirse porque les falta esta base”.
“Una idea que tuvimos, en el área de Nanotecnología en la cual trabajamos, es hacer que los grupos de investigación tecnológica de la Universidad se conviertan en una oficina de desarrollo técnico para pymes”, indicó Barbero.
El investigador agregó que, por sus características, el proyecto obtuvo financiamiento del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y del Conicet y que el proyecto se plantea como un desarrollo tecnológico y social, “reconociendo que la transferencia es importante. También reconoce el valor social de lo tecnológico, porque generamos competitividad, capacidades productivas y empleo”.
Prueba piloto
La prueba piloto será un desarrollo tecnológico para una pyme de Las Higueras, una localidad del Gran Río Cuarto, que se llama LHPlast y que fabrica materiales plásticos para la industria metalmecánica, fundamentalmente, para máquinas hidráulicas.
“Lo que tratamos de hacer es mejorar en forma radical un producto para que la empresa pueda expandir su mercado, pueda exportar y aumentar su impacto socio-productivo a partir de la generación de empleo y desarrollo para la zona”, sostuvo el investigador y agregó que “con nuestro equipo de investigación, trabajamos desde hace tiempo en nanopartículas y nanotecnología. Esta pyme de Las Higueras fabrica bujes plásticos que requieren de autolubricación. Ellos usan un proceso convencional, que tiene bajo control de calidad y poca reproductibilidad. Entonces, propusimos introducir nanopartículas de materiales autolubricantes dentro de los bujes”.
Destacó que la lubricación de plásticos “no es un tema tan común como sí lo es para los metales. Pero, sorprendentemente, esta pyme trabaja con un sistema que funciona muy bien en mecánica. Y como tiene un mercado y su producción funcionando, hay una gran parte del camino hecho”.
Este proyecto se encadena con otro ya desarrollado, administrado por la Fundación Argentina de Nanotecnología, dependiente del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación, en el marco de un programa de cooperación internacional entre Argentina y la Unión Europea, que se llama “Nanopyme”.
Mayor competitividad
Según el investigador, “la idea es que las pymes no nos soliciten un servicio puntual, sino una colaboración para solucionar sus problemas a partir de desarrollos tecnológicos y de mejorar su producción, lo cual, a la vez, seguramente requerirá de capacitación del personal dentro de la pyme, incluso si todo va bien, de la incorporación de egresados de la Universidad dentro de la empresa. Además, la pyme podría expandirse, por ejemplo, a partir de la necesidad de crear su propio departamento técnico que funcione de manera independiente”.
Sustitución de importaciones
La implementación de este proyecto le permitirá a las pymes, en algunos casos, afrontar el desafío de sustituir importaciones, con productos de alta tecnología. “Hoy en día, una empresa nacional compite con otras empresas del mundo que, en el caso de los países centrales, tienen mayor capacidad para hacer el salto a la siguiente generación de productos. Entonces, la pyme se queda en el vacío porque no pude competir más, ni siquiera dentro del país. Esto hace que las pequeñas empresas se recluyan en un mercado de muy bajo costo o que, directamente, cambien de rubro para eludir la competencia para subsistir. En este caso, el apoyo externo es indispensable”.
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Agregó: “Ésta es la mejor manera de que lo que se produce en la Universidad no quede simplemente en un conocimiento científico. Indudablemente, también requerirá que la Universidad se adapte a los requerimientos. La Universidad no está interesada en que su trabajo termine simplemente cuando entregue el producto, sino que desea estar involucrada en todo el proceso, para que el producto llegue al mercado”, subrayó.