Por qué votamos como votamos. De eso se trata la investigación impulsada por el doctor en psicología y política económica Narciso Benbenaste, que trata de establecer el perfil psicológico de la sociedad argentina frente a los políticos y las instituciones. Con más de 40 mil casos estudiados surgidos de universidades de todo el país, el investigador advierte una conducta “infantil” de la población en relación a la clase política.
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El trabajo es impulsado desde la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora junto con la Facultad de Psicología de la UBA, y presenta como novedad la inclusión de la población como variable de análisis implicando también a las instituciones, gobiernos de turno y organismos internacionales. El resultado del análisis de los casos marca “rasgos que se repiten”, según palabras de Benbenaste.
Con el apoyo del secretario de Investigaciones de la Facultad de Sociales de la UNLZ, Miguel Acquesta, y de su par de la Facultad de Psicología de la UBA, Nélida Cervone, Benbenaste impulsa esta investigación desde hace 11 años y estos son algunos de sus resultados: “En primer lugar, la sociedad busca líderes idealizantes, con una idea paternalista y protectora, lo que termina generando una gran decepción cuando el político en cuestión no realiza lo esperado”, indica el doctor en diálogo con InfoUniversidades.
El investigador destaca que “esto se repite en toda la población, tanto en estudiantes universitarios como en escalas educativas menores”. En segundo término, Benbenaste resalta el denominado voluntarismo político: “Esto se observa cuando en encuestas se critica la corrupción y se pide que aparezcan ‘políticos no corruptos’, a la espera de soluciones sin responsabilizarnos, lo que deja en claro un modo infantil por parte de la sociedad que deposita en el líder las esperanzas, mientras que el ciudadano no se vincula con las instituciones. Existe una tendencia clara a esperar más que a accionar como ciudadano”.
Las características de la sociedad en relación a la esfera política se reflejan desde hace siglos y su principal prueba son algunos textos literarios. “Esto ya estaba presente en el ‘Martín Fierro’, en los escritos de San Martín y hasta en Discépolo”, reflexiona Benbenaste.
Entre otros aspectos, el trabajo involucra a la población como unidad de análisis. Los rasgos recurrentes se vinculan con la tendencia hacia la expectativa paternalista del Estado. “Se espera que resuelva todas las dificultades, que brinde todas las soluciones, que no es lo mismo que un Estado responsable”, diferencia Benbenaste. Y agrega un polémico rasgo que se evidencia en los ciudadanos: “El que tiende a progresar es visto como un insensible, no se considera al desarrollo individual como un valor social consolidado. Hay una tendencia a confundir individualismo con desarrollo individual, lo que genera el bajo desarrollo económico y la baja calidad institucional”.
Consultado acerca de la polémica que genera en ciertos sectores el análisis de los resultados obtenidos de los más de 40 mil casos censados, el investigador reconoce que “si bien puede ser polémico, hay gente que lo ve con interés. Hay que salir de la idea de que la culpa es de los otros. Hay que reconocer nuestra responsabilidad como población, si tiramos lo público como desperdicio privado”, indica.
Esta investigación genera mayor repercusión con la proximidad de las elecciones legislativas y el propio Benbenaste se encarga de remarcar que es durante esta etapa del proceso democrático cuando se reflejan las principales características de la esfera social. “Por ejemplo, si hay un discurso sin un Estado protagonista hay menos chances de triunfar. Fue el caso de la campaña de Carlos Menem en el 2003, quien tuvo que cambiar su discurso para subir en las encuestas”, sostiene.
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Por último, existe un rasgo que se presenta en la mayoría de la sociedad: el comportamiento anómico. “Se percibe a la anomia como lo normal, no como un disvalor. Hay temor a quedar como un ‘gil’; el respeto a las normas no es lo que prima en el conjunto social”, considera Benbenaste. Y sentencia: “Si hacemos un análisis profundo podemos observar que anomia es lo mismo que corrupción, en un caso es el Estado y en el otro la sociedad civil”. El panorama actitudinal de los ciudadanos se presenta como “retrógrado” para Benbenaste, y remata: “El primer paso para cambiar esta situación es reconocer las actitudes arraigadas y hacernos cargo para volver a ingresar al mundo”.