Z Terra Cognita, un grupo interdisciplinario de la Unidad Académica Río Gallegos de la UNPA que desarrolla actividades de investigación y extensión acerca de temáticas sociales, económicas y culturales en el territorio, se ha constituido en referente de consulta cuando se trata de problemas de ordenamiento de la ciudad.
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Dirigido por la geógrafa Alicia Cáceres y el arquitecto Guillermo Melgarejo, el grupo está abocado al proyecto “Delimitación de barrios residenciales a partir de criterios geográficos, históricos y urbanísticos en Río Gallegos, ciudad intermedia de la Patagonia austral”.
Si bien el trabajo está basado en la capital santacruceña y en la delimitación de barrios que el municipio realizó hacia fines de la década del noventa, sin considerar el proceso histórico de ocupación, la localización geográfica, la forma, la función y la homogeneidad internas de éstos, la metodología puede aplicarse a distintas ciudades del país para evitar deficiencias en los planos social y urbanístico.
En el caso de Río Gallegos, esta arbitrariedad ha derivado en mayores dificultades para el reconocimiento de los barrios por parte de los vecinos –incluso de quienes los habitan– y esta problemática puede afectar en forma directa a la identidad, al desarrollo de un sector residencial determinado, e incluso a la lucha de los habitantes por equipamiento e infraestructura.
La propuesta se estructura en torno del siguiente interrogante: ¿cuáles serían los límites de los barrios atendiendo a los criterios no considerados por el municipio?; y a partir de éste, procurar elementos descriptivos que permitan disponer de una nueva delimitación como documento de apoyo para una eficiente gestión del territorio.
La licenciada Cáceres explicó que un barrio residencial “es todo sector donde el hombre reside con la familia y no como contrariamente se tiende a catalogar a determinados sectores por el estatus de sus habitantes”. “Todos vivimos en un barrio residencial, que puede distinguirse por el origen de sus habitantes, en función de los elementos arquitectónicos o por el nivel socio-económico”, explicó.
Identidad
Cáceres indicó que “los barrios residenciales tienen su propia identidad, que habla de porqué se formaron, quiénes los ocuparon, porqué se usaron determinados materiales” y detalló que en el caso de Río Gallegos la delimitación municipal de fines de los noventa dividió la ciudad en 23 barrios, cuando la investigación de Z Terra Cognita identificó más de 110 distritos.
“Realmente no entendemos cuáles han sido los criterios de esa delimitación, que en realidad, para la gestión del territorio municipal, afectan al desarrollo, al crecimiento, a la lucha dentro de los vecinos por equipamiento, infraestructura, por sostener la identidad” dijo la investigadora y agregó que “lo que necesitamos es convencer al ciudadano, al habitante, para que observe la ciudad teniendo el conocimiento y el manejo de algunos puntos, como para que después cuando salga a reclamar lo haga seguro de lo que está diciendo”.
La investigadora advirtió, asimismo, que Río Gallegos, como muchas ciudades patagónicas, tiene la característica de las migraciones, por lo que este ordenamiento serviría también para trabajar desde el barrio en beneficio de la ciudad, y en la contención e integración del nuevo vecino, desde la identidad. Por último, aseguró que este ordenamiento podría servirle a los intendentes “para trabajar utilizando a cada barrio como unidad de gestión territorial, en lo posible sin politizarlo”.
Metodología de trabajo
En términos estrictamente metodológicos, el grupo de investigación realizó una aproximación a la documentación actual e histórica –ordenanzas municipales, plan regulador, cartas topográficas, fotos aéreas, imágenes satelitales– para determinar los límites a partir del proceso histórico de ocupación, la localización geográfica, la forma y función, la homogeneidad interna y la diferenciación que lo distingue del entorno.
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En aquellos barrios que no se reconocen los límites, se busca determinarlos a partir de la percepción de los vecinos con el uso de encuestas semi-estructuradas. A las instancias mencionadas, se incorpora un momento transversal que, desde la fase exploratoria y a lo largo del proceso, involucra la observación directa en el campo.
Lic. Alicia Cáceres