Un ejemplo del impacto que prometen las nuevas tecnologías en el sector agropecuario son los avances en el uso de la teledetección por satélite, que producen datos con parámetros biofísicos relacionados con el desarrollo de los cultivos y que permiten calcular mejor sus necesidades hídricas y de riego, mejorando así la productividad. Otro caso es el uso de la inteligencia artificial, que mediante el análisis predictivo permite encontrar patrones en los cambios ambientales y, de esta forma, reducir su impacto en los cultivos mejorando su rendimiento. La incorporación de sensores a la maquinaria agrícola, como tractores, pulverizadoras y cosechadoras, permite monitorear su rendimiento y automatizar su uso reduciendo los costos operativos y el consumo de energía. Este progreso promete impactar significativamente los modelos de producción, a partir de las nuevas tendencias en la recopilación, almacenamiento, gestión, transferencia y análisis de grandes volúmenes de datos.
> Leer también: Fronteras de la inteligencia artificial.
En la actualidad, si bien el proceso de agriculturización, asociado a la estructura de cadena a través de los pools de siembra, ha generado la fuerte entrada de las tecnologías digitales desde fuera del sector agropecuario; la política sectorial agropecuaria está presente en el desarrollo de la agricultura digital en todos los territorios del país, trabajando en proyectos específicos conjuntos con las empresas internacionales, y MiPYMes y startups nacionales, asociadas a través de convenios de vinculación tecnológica con el INTA. Además, la política sectorial acompaña el desarrollo de estas tecnologías promoviendo su llegada a los agricultores medianos y pequeños, que en general no han participado de este desarrollo tecnológico que requiere de escala y capital para ser desarrollado; en tanto, el desarrollo de los bienes públicos necesarios para la aplicación de estas tecnologías digitales, información de suelos, clima, hidrología, es provista principalmente por instituciones públicas tradicionales.
Actualmente, en Argentina, los proyectos de agricultura digital con asistencia técnica, desarrollo de plataformas y Apps, alcanzarían a 39, en tanto las unidades de startups que operan en el sector agropecuario ascienden a 125 empresas. Si bien no existe una articulación formal de nivel nacional entre los desarrolladores de estas nuevas tecnologías y la institucionalidad más tradicional, hay desarrollos locales en curso que son importantes en esta articulación, como polos donde se desarrollan experiencias público privadas en zonas universitarias como Rosario y Córdoba, en el que se generan vínculos entre startups, empresas, académicos y el propio INTA a través de proyectos y eventos, bajo el rótulo de Agro 4.0.
En síntesis, el desarrollo de la agricultura digital a nivel predial se ha dado principalmente con la agricultura de precisión, asociada al desarrollo de la agricultura extensiva y de los pooles de siembra. Un poco atrás viene el desarrollo de la ganadería de precisión, asociada al seguimiento individual de los animales, a través de sensores y el Internet de las cosas. También existen avances en digitalización de los procesos en explotaciones lecheras, en el desarrollo de sistemas de riego digitalizados; y, en menor medida, en el resto de los rubros cultivados a nivel nacional.
> Leer también: Un software identifica las emociones del hablante.
El avance de las nuevas tecnologías se explica por la llegada de equipos en el manejo de la agricultura de precisión y también por la innovación llevada a cabo principalmente por el sector privado, con el complemento y acompañamiento del sector público, tanto a través de la provisión de los bienes públicos como en la labor de validación en campo. La extensión de este desarrollo hacia agricultores de tamaño medio implicará la articulación con una agenda institucional que los incluya.