La cuenca del río Matanza-Riachuelo es considerada la de mayor relevancia regional, por su intensa relación con el crecimiento urbano ocurrido durante el siglo XX. Como consecuencia, registra la mayor cantidad de problemas ambientales debido al vertido de aguas residuales (con o sin tratamiento) provenientes de la industria, efluentes cloacales, desechos domésticos y contaminantes asociados al escurrimiento superficial de aguas pluviales.
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Desde 1998, en la Facultad de Agronomía, se investigan las formas de mejorar la situación actual de la cuenca Matanza Riachuelo. La docente Martha Bargiela, de la cátedra de Química Analítica, dialogó con Argentina Investiga acerca de su trabajo de investigación que revela el grado de contaminación, las causas y las posibles soluciones.
-¿Cómo surgió el trabajo de investigación?
-La idea surge cuando vimos que, con el plan de saneamiento de la cuenca Matanza Riachuelo, se limpiaba el agua y no el sedimento, que está debajo y tiene mucha materia orgánica y metal. La relación entre ellos hace que los metales que estaban instalados en un lugar se puedan movilizar hacia otro.
-¿Cuáles fueron los pasos que siguieron para investigar la contaminación?
-En primer lugar, fuimos al Riachuelo en lancha con Prefectura y tomamos muestras. El muestreo de este trabajo abarca toda la cuenca. En algunos casos, las tomamos del fondo y, en otras, en zonas de fácil acceso (como pueden ser la Cuenca Alta y Media y la zona del Riachuelo). Nos pusimos un traje, guantes y máscara para tomar las muestras con tubos especiales. El aroma es terrible, el olor es igual al de un huevo podrido, porque es sulfuro y eso es lo que retiene a los metales en el sedimento.
-¿Qué contaminantes encontraron?
-Los más importantes que encontramos en la cuenca fueron materia orgánica y metales pesados.
-¿Qué hicieron con las muestras?
-Las llevamos al laboratorio y simulamos el contacto con agua no contaminada para ver si el sedimento que estaba altamente deteriorado se quedaba abajo o si se disolvía y vimos que para los metales contaminantes, como el plomo por ejemplo, en los sedimentos controlaban su pasaje hacia el agua y se disolvían, entonces, el agua se deterioraba más. Si limpiamos el agua y tratamos de sacar los sedimentos del fondo le damos oxígeno y los metales, por el movimiento, se liberan y se vuelve a contaminar.
-Entonces, ¿cuál es la situación actual de la cuenca Matanza Riachuelo?
-Es preocupante. En nuestros sistemas de incubación las muestras no se mueven. En el Riachuelo sí y se va al Río de la Plata. El problema con el Río de la Plata es que, aunque sea ancho y tenga mucha agua, es el que nos da de tomar a nosotros. Por ahora está contaminado pero se diluye en el montón, no sé cuánto más va a aguantar.
-¿Cuál sería la solución a corto plazo?
-Cuando navegamos el Riachuelo para tomar muestras con la Prefectura, vimos que las casitas de la gente que vivía alrededor tenían el caño directo al río. Es decir, no sólo se contamina por la industria sino también por la gente. En la actualidad se trabaja con un plan de saneamiento. Otra solución estaría en no quitar las plantas de la ribera porque, como están adaptadas, pueden fijar los metales (ya observado en otros trabajos de la cátedra). Sería una forma de retener los metales que vienen con el agua.
-¿Las personas conocen la gravedad de la problemática?
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-La red de procesos en los sedimentos que tiene el Riachuelo es muy complicada. Tiene un historial muy antiguo de contaminación: empezó con los saladeros que tiraban todos los restos de animales al río. Hay poco conocimiento de lo que es el Riachuelo en sí, tanto a nivel local como mundial. Pese a que su contaminación es peculiar en el mundo, no se conoce la problemática.