Un equipo de investigadores de la UdeMM trabaja desde hace 3 años en el desarrollo de un filtro electrostático para gases de escape de motores de combustión interna del transporte automotor. El proyecto apunta a lograr dispositivos que permitan controlar el número y tamaño de partículas micrométricas y submicrométricas en suspensión en la atmósfera que transportan los gases contaminados, como los emitidos por motores de combustión interna.
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Una de las consecuencias de la industrialización es la contaminación en las zonas urbanas. Se considera contaminante del aire a cualquier sustancia presente en la atmósfera -originada por la actividad del hombre o por procesos naturales- que afecte al ser humano o al medio ambiente. Uno de los contaminantes más perjudiciales para nuestra salud son las partículas suspendidas de menos de 2,5 μm. Estas partículas no sólo irritan los ojos, sino que aumentan la propensión a padecer enfermedades cardiovasculares y poseen un alto índice de mortandad.
La principal fuente de contaminantes del aire está dada por los miles de vehículos que circulan diariamente en las zonas metropolitanas como Buenos Aires. Ante esta problemática, el fomento de la movilidad urbana sostenible necesita complementarse con el impulso de nuevas tecnologías limpias que disminuyan el efecto contaminante de las emisiones.
El equipo de investigación, liderado por la doctora Diana Grondona, trabaja en el laboratorio de Investigaciones en Micro-nano fluídica y Plasma de la UdeMM desde hace 3 años y apunta a desarrollar un filtro electrostático empleando un sistema de carga que combina una descarga de barrera dieléctrica y una descarga corona negativa. En el proceso de limpieza de gases empleando este tipo de filtro hay diferentes fases. Las tareas que se llevan a cabo conciernen tanto a aspectos fundamentales relacionados con la naturaleza de la descarga y su optimización, así como al desarrollo de los dispositivos en cuestión, para su aplicación en motores de combustión interna.
En la primera etapa, se trabaja en el diseño de diferentes geometrías de electrodos y en el estudio de distintos regímenes de tensión de la descarga. La segunda etapa comprende un conjunto de estudios experimentales para determinar la capacidad de carga, así como la colección de partículas micrónicas y submicrónicas en situaciones de atmósfera controlada.
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Se espera que los resultados obtenidos permitan desarrollar dispositivos a ser testeados en situaciones más complejas, contemplando las dificultades asociadas al uso de nuevos combustibles, como en el caso del biodiesel.