“Estrictamente desde lo biológico, la mayoría de las especies de animales y plantas del sector serrano tiene la capacidad de recuperarse rápidamente o evitar los efectos negativos del fuego, y eso tiene que ver con su adaptación, porque los fuegos en los pastizales ocurren aún antes de la presencia humana, por ejemplo por tormentas eléctricas”, indicó a Radio Universidad el doctor Sergio Zalba, biólogo de la UNS con amplia experiencia en la conservación y manejo de especies en la zona de Sierra de la Ventana.
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El fuego se inició el domingo 29 de diciembre en la villa “La gruta” y se extendió hacia el parque provincial “Ernesto Tornquist” ubicado a la vera de la ruta provincial 76. En una semana arrasó cerca de 40 mil hectáreas de de vegetación autóctona y bosques. Tan impresionante ha sido el devastador siniestro que algunas autoridades y lugareños no dudaron en considerarlo como el más grande en la historia de la zona serrana surbonaerense. En su combate trabajaron 23 dotaciones de bomberos de varias ciudades y pueblos de la región, infantes de Marina, helicópteros de la Armada, aviones hidrantes y cientos de brigadistas y voluntarios. Durante la noche, el cordón de fuego en las sierras se divisaba a más de 70 kilómetros.
“Los incendios son un fenómeno natural en los ecosistemas, que suelen ocurrir con cierta frecuencia, intensidad y alcance. Desde el punto de vista humano y social la situación es tremendamente negativa, compleja y riesgosa. Además de la movilización de enormes recursos humanos y materiales, hay pérdidas económicas muy importantes”, dijo en declaraciones a “Agenda de Verano”, el programa que la radio universitaria emite de 8 a 12. “Aún así, desde ecológico tenemos que estar tranquilos, porque los procesos de adaptación de miles de años han llevado a la vegetación y la fauna a lograr gran capacidad de supervivencia. Por ejemplo, en las plantas los bulbos y raíces enterrados hacen que rebroten rápidamente. Esa es una de las cuestiones más admirables de la diversidad biológica”, agregó
“No hubo, desde que estamos estudiando el área, un incendio de estas características. Todavía no hemos hecho una evaluación en el terreno de las consecuencias porque la prioridad ahora es enfrentar el problema. Así como el fuego fue inédito en su magnitud, también lo parecen la coordinación y el trabajo de todos los recursos humanos, que significaron un esfuerzo admirable de parte de profesionales y voluntarios. Ese esfuerzo ha permitido preservar sectores especialmente valiosos”, explicó.
“Si bien el panorama ahora es desolador, podemos anticipar -desde lo biológico- que este ecosistema tiene una amplia capacidad de recuperación, y por eso posiblemente después de las primeras lluvias ya empecemos a ver el verde nuevamente”, agregó el científico.
Por otro lado, explicó que “increíblemente, hay especies vegetales a las que el humo les despierta la capacidad de germinación de las semillas. Si bien el fuego termina con los individuos adultos, con el humo germinan y ocupan nuevos espacios respondiendo rápidamente para colonizar los espacios de suelo vacantes”.
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Dentro de ese contexto el especialista señaló que hay preocupación porque una cosa era cuando los pastizales ocupaban miles de kilómetros cuadrados y otra es cuando sólo quedan pocos espacios con la vegetación típicamente autóctona. Lo mismo ocurre con la fauna. “A las especies silvestres se les hace más difícil responder ante el avance de la agricultura, la urbanización y otros, porque tienen menos espacios a dónde desplazarse”, agregó.