Un clásico de la mesa de los argentinos se renueva. El área de investigación en diseño industrial del Instituto de Ciencias Sociales y Disciplinas Proyectuales (INSOD) de la Fundación UADE desarrolló un novedoso pico vertedor para facilitar el servicio e impedir que el vino ensucie objetos cercanos, como la misma etiqueta de la bebida, manteles o la ropa de los comensales al momento de volcarlo en la copa. Aunque existen picos similares que se adaptan al cuello del envase, el prototipo desarrollado y recientemente patentado tiene la particularidad de estar incorporado a la estructura de la botella y de desplegarse al momento de quitar el corcho, simplificando el proceso en un solo paso sin exigencia de elementos externos; lo que favorece la comodidad de su aplicación.
El sistema anti derrame es accionado tras sustraer la cubierta de seguridad para retirar el corcho, tal cual se realiza habitualmente, hacia afuera de la botella. Al quitarse el cilindro, compuesto de dos tiras jaladoras, que recubre la zona superior del envase, emergerá el vertedor que evita el goteo indeseado del líquido. Además, este mecanismo refuerza la seguridad del contenido para que sea inviolable hasta su apertura.
“En casi todas las ocasiones, las botellas de vidrio no pueden evitar el derrame del vino. Esto provoca incomodidades y la necesidad de prestar especial atención a la acción de servido para evitar manchas y salpicaduras, especialmente en los servicios gastronómicos en los cuales deben cuidarse todas las formas. Por eso mismo decidimos darle una solución a esta problemática mediante un sistema simple, que se adapte a los envases genéricos que se comercializan en nuestro país”, explica el diseñador industrial Federico Mangiaterra, investigador responsable del proyecto.
Tanto la cubierta como el vertedor fueron desarrollados con láminas de plástico inertes que facilitan su manipulación al momento de retirarlos. Todo el proceso de trabajo se llevó a cabo en los laboratorios de diseño industrial de la Fundación UADE. El equipo estuvo conformado por los diseñadores Federico Mangiaterra y Andrés Socolovsky, quienes contaron con la colaboración de estudiantes avanzados de la Licenciatura en Diseño Industrial.
Se estima que, en promedio, los argentinos consumen 24 litros per cápita anuales de vino, al tiempo que nuestro país es uno de los 10 mayores exportadores del mundo. Anualmente, se comercializan alrededor de 267 millones y medio de litros a mercados internacionales, según el Instituto Nacional de Vitivinicultura (2015). Teniendo en cuenta este volumen, se espera que este prototipo funcional pueda aplicarse en el proceso de industrialización actual de ciertas etiquetas. El diseño simple del pico vertedor desarrollado facilita el proceso de fabricación y su fácil adopción en los envases.