Universidad Juan Agustín Maza - Facultad de Ciencias Veterinarias y Ambientales
11 de Octubre de 2021 | 4 ′ 48 ′′
Fitotoxicidad en el agua de riego del arbolado mendocino
Investigadores llevan adelante un proyecto para evaluar el riesgo de fitotoxidad del agua que nutre las especies arbóreas de la ciudad de Mendoza. Detectaron la presencia de un riesgo de moderado a severo en zonas del microcentro y aquellas donde se concentra la actividad gastronómica.

Mendoza es reconocida como una ciudad oasis y se compone de una triada esencial: acequia, árbol y agua. Las tres son dependientes una de la otra y cobran vital importancia en el abordaje de cualquier temática ambiental.
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Un trabajo de investigación de la Universidad Maza que se desarrolla desde hace algunos años pudo diagnosticar la presencia de un riesgo de fitotoxicidad, de moderado a severo, en algunas zonas del arbolado de la capital provincial. Las áreas más críticas fueron el microcentro y aquellas donde se concentra la actividad gastronómica.
La reducción de los niveles de fitotoxicidad ocasionada por la disminución de la circulación de personas como consecuencia de la pandemia quedó atrás y se busca un mayor control a futuro para reducir la contaminación y permitir el normal crecimiento y el sano desarrollo de los árboles.
El origen del proyecto
En 2019 el director del proyecto Marcos Giai presentó su tesis de maestría en Gestión Integral de Recursos Hídricos, cuyo tema fue la calidad del agua de riego del arbolado público lineal de la Ciudad de Mendoza. En su investigación bibliográfica no encontró ninguna referencia a la calidad de agua de las acequias locales: había algunas muy generales referidas al agua de riego agrícola, de uso recreativo o de potabilización, pero casi nada en materia de riego urbano.
La finalidad del estudio fue sentar lineamientos de gestión del agua de riego, en particular sobre la calidad del agua. Para ello, se diseñó un proyecto de monitoreo con el fin de realizar ensayos de calidad fitotóxica con biomarcadores en distintos lugares de muestreo, teniendo en cuenta la densidad de sombras de la Ciudad. Este se aplicó en zonas residenciales y comerciales.
Una vez efectuado el procedimiento, se compararon los valores de fitotoxicidad de cada punto de muestreo con el control (agua del Canal Jarillal, que es el afluente que provee el agua de riego de las acequias). Con los resultados obtenidos se elaboró un mapa semaforizado con las áreas de mayor nivel de fitotoxicidad (concentradas en su mayoría en el área del microcentro y en zonas comerciales gastronómicas) y otras con menor, o nulo nivel de fitotoxicidad (residenciales).
“La zona del microcentro tenía valores muy significativos respecto al resto. Esta situación estaba asociada a la actividad antrópica concentrada allí”, explicó Giai.
El impacto de la pandemia
En abril de 2020, durante la etapa de aislamiento, se volvió a muestrear y se encontró una muy marcada disminución de los valores, mientras que en septiembre del mismo año, cuando aún regía el distanciamiento social obligatorio, los valores volvieron a aumentar, producto de la reducción de algunas de las restricciones a la circulación.
¿Qué sucede en la actualidad?
La Municipalidad dispuso de los valores de fitotoxicidad del agua de riego del arbolado público lineal como otro indicador de calidad ambiental. Actualmente se desarrolla un proceso de información en tiempo real del mapa de riesgo semaforizado, para que los vecinos conozcan el comportamiento de este indicador en ocasión de los muestreos que se realizarán.
“Se prevé, en un futuro mediato, continuar con este monitoreo bimestralmente, focalizado en el área más afectada y en la zona gastronómica de la Ciudad. También buscaremos monitorear los posibles contaminantes que infieren en la fitotoxicidad y la calidad del agua durante 2022, sumando más variables que influyen en la calidad del agua de riego” detalló Giai, con quien trabajan los investigadores Gerardo Graña y Beatriz Damiani.
El rol de la comunidad
Los valores de fitotoxicidad hallados se vinculan con el fenómeno del cambio climático y la pregunta es cómo va a afectar en el futuro a nuestra ciudad oasis. Por ello, las políticas públicas le dan una participación al vecino, que se muestra muy activo y comprometido, realizando solicitudes de poda, la remoción de residuos o la limpieza de acequias. Esto conforma una retroalimentación importante. Las personas cuidan sus árboles porque les dan abrigo a sus viviendas, las ayudan a controlar su temperatura y porque saben que son muy importantes para la vida.
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“Yo creo que todas estas medidas proambientales redundarán positivamente en la triada acequia-árbol-agua, generando un ambiente y una ciudad sustentable”, cerró el investigador.
