Los kollas marchando por el centro de la ciudad de Salta. Foto de Rodrigo Castro.
Existen temas que generan mayor atención en la comunidad, como la globalización, la crisis en el mercado financiero, la agotabilidad de los recursos naturales, el cambio climático, etc. El fenómeno del “despertar” de los pueblos originarios de Latinoamérica es otro de ellos. El sociólogo Javier Yudi, de la Universidad Nacional de Salta (UNSa), realiza una investigación que aborda esta temática.
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La investigación denominada “La cuestión kolla: estudio en torno a la reinvención de la identidad indígena en los andes salteños” trata la problemática a partir de una observación retrospectiva de cómo mutó, en las últimas décadas, la definición que se daban a sí mismos los grupos indígenas. Según Yudi, en este período hubo un proceso de reconstrucción de estas identidades, de manera que algunas identificaciones “surgidas como etiquetas de subalternidad o categorías coloniales, están siendo reasumidas, revertidas y asociadas a reivindicaciones sociales”.
La investigación se basó en entrevistas que permitieron identificar algunos cambios materiales, simbólicos, organizativos y subjetivos de los movimientos de reivindicación indígena y territorial, como por ejemplo:
- La diversificación de las trayectorias laborales y migratorias, producidas a partir de la reducción del mercado de trabajo estructurado, durante gran parte del siglo XX, en la agroindustria azucarera. A partir de allí se empezaron a notar cambios en la subjetividad ante la existencia de migrantes que volvían con experiencias de vida y saberes laborales adquiridos en espacios sociales más diversos.
- Desde la década del 70 se estabilizó el funcionamiento de muchas escuelas primarias, hecho que posibilitó la escolaridad generalizada y continuada de los niños y la ampliación de la trayectoria educativa. Como consecuencia se produjo una transformación de la fijación espacial y temporal de las familias, ya que se imponía un ciclo administrativo-lectivo sobre los ciclos ambientales y productivos de las estrategias de vida tradicionales.
- La mejora en la infraestructura vial facilitó la comunicación abriendo una relación fluida de las comunidades con mercados de bienes y trabajo.
- La formación de promotores y líderes comunitarios a partir de la intervención de la Oclade (Organización Claretiana para el Desarrollo) y la prelatura de Humahuaca, que constituyó la base organizativa de los movimientos reivindicativos actuales.
Otro de los cambios observados en la investigación fue que buena parte de los conflictos en la región enarbolaron estandartes étnicos o culturales para expresar demandas sociales como el derecho a la educación, a la subsistencia, a servicios, a la tierra, al trabajo, al acceso y a los recursos naturales, entre otras. Estas demandas fueron impregnadas de categorías étnicas que habían sido negadas o impuestas como atributos negativos. El mote de “kolla” estuvo asociado tanto en la cultura como en la literatura regional, a adjetivos despectivos. “Así, se construía un sujeto con atributos de inferioridad racial y cultural, al tiempo que el concepto de un trabajador que asimilaba formas de violencia simbólica, integrándose a los sistemas productivos en condiciones desfavorables”, explicó Yudi a InfoUniversidades.
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La problemática de la identidad sigue siendo un enigma dentro de las ciencias sociales. Más aun cuando resulta extraña a las identificaciones contemporáneas, como por ejemplo marcas de ropa, equipos de fútbol o bandas de rock. Como un refugio de la posmodernidad, las reivindicaciones étnicas abren un panorama de análisis nuevo y complejo. Según el licenciado Yudi, “lo étnico no es una realidad puramente simbólica o cultural sino, más bien, una dimensión o manifestación de una realidad material y política. Tampoco responde a la voluntad de pobladores de una región, sino a las relaciones que se dieron históricamente con las clases dominantes y los mercados de trabajo”.