Un avance científico para investigación y servicios a terceros.
Por dimensiones, equipamiento y calidad científica, el nuevo túnel de viento, diseñado y construido por el LaCLyFA (Laboratorio de Capa Límite y Fluidodinámica Ambiental), es el más importante del país. En la actualidad hay sólo un túnel de viento similar al creado por la UNLP, que se encuentra en la ciudad de Resistencia, Chaco.
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En el Laclyfa cuentan con un instrumento único en Latinoamérica, un equipo anemométrico digital para medir velocidades del viento, comprado a la empresa Dantec de Dinamarca. Hasta el momento, más de 50 empresas utilizaron este servicio: diseñadores de aerogeneradores, constructores de edificios como Torres de Manantiales, el proyecto Repsol de Neuquén, fabricantes de telas para invernaderos y constructores de equipos de mediciones, entre otras.
El nuevo túnel de viento está emplazado en uno de los laboratorios del departamento de Aeronáutica de la facultad de Ingeniería, y empezó a construirse a principios de 2007. Es de circuito abierto, semejante a un gran canal de 24 metros de largo, 2,60 metros de ancho y 1,83 metros de altura, y funciona por succión. En un extremo tiene 9 ventiladores que succionan el aire, sus grandes dimensiones y el hecho de ser abierto, permite simular condiciones de dispersión de contaminantes. En estos casos se trabaja en conjunto con el CIMA (Control e Investigación del Medio Ambiente) de la facultad de Ciencias Exactas y se consigue verificar cómo se propaga la contaminación, generalmente emitida por fábricas y diseminada por el viento.
El equipo que dirige el científico Jorge Colman Lerner está integrado por 10 personas, entre investigadores y estudiantes, y es el único grupo del país que se dedica a aerodinámica experimental de bajas velocidades, y uno de los pocos en Latinoamérica en dedicarse tanto a ingeniería de vientos como a investigación en la mecánica de los fluidos y aerodinámica.
Este túnel prestará servicios a empresas, instituciones nacionales e internacionales dedicadas a conglomerado de construcción, cálculos de cargas, dispositivos de sustentación, o a entidades bancarias para que realicen estudios de impacto ambiental a la hora de efectuar préstamos.
En este laboratorio de Aeronáutica funcionan dos túneles de viento: el recientemente terminado y uno más antiguo, que comenzó a construirse a principios de los años ‘80, a cargo de los doctores Colman Lerner y Boldes.
“Este túnel de circuito cerrado fue modificado hasta convertirse en un túnel moderno. Gracias a eso conseguimos el reconocimiento nacional y varios subsidios, como el que nos concedió la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica para construir el túnel nuevo”, contó el director del proyecto a InfoUniversidades. Ese primer túnel se usa para realizar tareas de investigación y desarrollo y para servicios a terceros, siempre operado por el grupo de Laclyfa.
Túnel de viento de capa límite
El objetivo principal de un túnel de viento es recrear, de la manera más similar a la realidad, las condiciones de viento sobre la superficie terrestre, o sea la baja capa limite atmosférica (400 metros de altura hasta el suelo es una capa delgada de aire comparada con las dimensiones de la tierra) que es turbulenta, cuando sopla el viento. En este tipo de túneles se puede estudiar qué pasa cuando el viento golpea sobre diferentes cuerpos, como rotores de generadores eólicos, edificios, aviones, puentes grúas, o cualquier tipo de estructura.
Cuando el viento sopla produce un número importante de fuerzas sobre los cuerpos y aquí reside la importancia de los túneles de viento de capa límite, que permiten estudiar la fuerza aerodinámica. Cuanto mayores sean las dimensiones del túnel, mejor se recrearán las turbulencias relacionadas con la realidad.