El proyecto de voluntariado universitario “Construir hoy pensando en el mañana” propone modos para que los vecinos puedan ahorrar gas y electricidad con medidas muy simples. A partir de intervenciones estratégicas, los integrantes del proyecto apuntan a que las casas de barrios vulnerables puedan ser frescas en verano y cálidas en invierno, a la reducción del consumo de energía -agua, electricidad y gas- y a contribuir al desarrollo integral de las familias que las habitan, dando abrigo y salud.
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“La idea principal es acercar a los alumnos a la realidad social” cuenta a InfoUniversidades la ingeniera Nilda Roldán, docente y coordinadora de un grupo de casi treinta estudiantes y colaboradores. Para eso, han definido varios ejes de trabajo: relevamiento de necesidades prioritarias, atención de demandas, elaboración de propuestas, presentación de anteproyectos y divulgación informativa. La docente explica que “mediante el relevamiento, detectamos que muchos vecinos desconocen reglas simples que hacen a una vivienda confortable, en aspectos que no tienen que ver con el dinero. También, falta o mal estado de instalaciones sanitarias y deficiencia en las conexiones a redes”.
Para actuar sobre este problema, brindan charlas periódicas en sociedades de fomento, ONGs y colegios sobre temas como conservación del agua y la energía, y pequeñas remodelaciones hogareñas que contribuyen a ahorrar en ambos servicios. Según detallan, prefieren trabajar con niños para que ellos sean factor de cambio en sus hogares. “Acompañamos las charlas con regalos como pequeños cuadernos y anotadores con recomendaciones y sugerencias, de manera que los conserven y puedan decirle a sus papás cómo aplicarlas. Cualquier vivienda, por humilde que sea, puede ser más confortable y ahorrar energía con muy pocas tareas de acondicionamiento y cuidado” agrega.
Algunas de las recomendaciones más frecuentes se vinculan con el uso de elementos aislantes de manera efectiva. “Algunas de las personas con las que tomamos contacto son recolectores informales y trabajan en la separación de materiales como cartón y telgopor” dice Roldán. Ésos son materiales muy efectivos para realizar aislaciones térmicas en las viviendas más precarias, que en la zona suelen ser de chapa. Otra de las medidas recomendadas son los “viveros rodantes”, que permiten modificar el aprovechamiento del sol y la protección del viento. “Colocar plantas de buen follaje en macetones o tambores que puedan moverse brinda sombra en verano, protección del viento en invierno y mayor uso de la luz solar. Los vientos fríos generan una gran pérdida de calor -comenta Roldán-, que debe compensarse con el uso de más leña o gas, lo que es antieconómico. Si se aumenta el reparo, se puede disminuir esa pérdida”.
“Es un beneficio también para nosotros -dice Verónica Olivieri, alumna de Ingeniería Civil- ya que significa otra forma de aprendizaje, al encontrarnos con problemas diferentes a las que vemos en las aulas. También significa poder pensar de manera no tradicional, y aprender a utilizar lo que hay a mano para cumplir con el objetivo”.
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“La ciudad, la sociedad y la igualdad se construyen. Los ingenieros no pueden estar ausentes en esa construcción, y por eso creemos que es bueno que su trabajo empiece antes de graduarse, para que se incorpore como parte de su educación. Así no sólo vamos a formar buenos ingenieros sino también buenos ciudadanos”, concluye la ingeniera Roldán.