La ansiedad es un estado que aparece en forma permanente en las mujeres embarazadas, principalmente si son primigestas. Las manifestaciones exageradas pueden ser contraproducentes a la hora de enfrentarse al proceso del parto ya que influirían en forma negativa en la dilatación.
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La Ansiedad Estado es una condición emocional transitoria del organismo humano, caracterizada por sentimientos de tensión, aprensión e hiperactividad del sistema nervioso autónomo, que controla las acciones involuntarias de los seres humanos, órganos internos y glándulas. Puede variar en el tiempo y fluctuar en intensidad.
La Ansiedad Rasgo es una característica de personalidad relativamente estable a lo largo del tiempo y en diferentes situaciones. Hace referencia a la disposición del individuo para percibir situaciones como peligrosas o amenazantes y a la tendencia a responder a ellas con ansiedad.
El impacto del ejercicio
Los beneficios de prepararse con algunas actividades específicas son diversos. Por un lado, es importante la información teórica y los ejemplos prácticos que se brindan sobre distintas cuestiones vinculadas al embarazo, parto, alumbramiento y lactancia, entre otros. Son conocimientos que, tal vez, antes se transmitían de generación en generación o podían fácilmente observarse en el hogar y aprenderse. Hoy, como los tiempos han cambiado, lamentablemente es una información que muchas futuras mamás no poseen al concebir a su primer hijo.
Por otra parte, los ejercicios permitirán optimizar el estado muscular y la respiración, entre otros factores indispensables para tener un buen parto y una buena recuperación tras él. Además de ser un hábito que se adquiere y que permanece para futuros embarazos y para la vida personal.
Tras comprobar que en la muestra seleccionada no había correlación entre las ansiedades explicadas, se corroboró la existencia de una diferencia muy significativa entre las tres técnicas de ejercitación antes explicadas. La combinación de relajación y ejercicio sería la opción más eficaz, según explica el trabajo dirigido por la licenciada María Cristina Estrella.
¿Qué ejercicios pueden realizarse?
En cuanto a la respiración, es fundamental que sea lenta y profunda, inhalando por nariz y exhalando por boca, como si quisiera apagarse una vela alejada. Cerrar los ojos puede ayudar, como así también buscar posiciones cómodas y un entorno cuidado en materia de iluminación y sonido.
Pueden realizar movimientos sentadas y acostadas boca arriba, con las rodillas flexionadas, o también de costado en posición de dormir con un almohadón entre las piernas. El trabajo boca arriba debe durar pocos minutos, ya que en esa posición el peso del bebé dificulta el retorno venoso.
Por su parte, para trabajar la elongación pueden utilizarse elementos que garanticen la comodidad y la seguridad como superficies antideslizantes, colchonetas, almohadones o balones medicinales.
Es importante trabajar la movilidad del suelo pélvico y de la articulación de la cadera en distintas posiciones: recostadas boca arriba, en posición de mariposa (sin aletear), sentada en el balón o en cuadrupedia, conservando la relajación de las otras regiones implicadas.
En todo este proceso de trabajo corporal es fundamental el acompañamiento y la asistencia de profesionales idóneos vinculados a la medicina, la obstetricia, la kinesiología, la fisioterapia, la educación física, la psicología y la pediatría, entre otras.
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Fuente: Estrella, María Cristina. “Incidencia de la relajación y de los ejercicios de elongación en los niveles de Ansiedad Estado (A/E) y Ansiedad Rasgo (A/R) en mujeres embarazadas”, 2011.
