El equipo de trabajo intenta detectar, en el medio donde crecen los embriones y a través de un método fisicoquímico, si existe un perfil metabólico característico de un embrión que tiene alta probabilidad de implantar en relación a otro con bajo potencial de implantación. El proyecto recibió el premio “Innovar 2015”, el concurso de innovaciones más importante del país.
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Las parejas acuden a la fertilización asistida luego de haber intentado otras metodologías para tratar la infertilidad; no son los tratamientos de primera instancia. En general, en los centros especializados a través de un tratamiento hormonal de estimulación ovárica se obtiene de la madre un número significativo de células sexuales o gametos femeninos.">óvulos, que son fertilizados “in vitro” con espermatozoides para obtener los respectivos embriones, los cuales son cultivados en medios de cultivo apropiados entre tres y cinco días.
El gran desafío que tiene la fertilización es determinar con precisión cuál, o cuáles de esos embriones transferir a las madres en primera instancia para tener las mayores probabilidades de éxito en la implantación.
Alejandra Bosch, una de las investigadoras que conforma el equipo encargado de abordar el tema, explicó a Argentina Investiga que “hasta ahora los métodos que se emplean universalmente para seleccionar el, o los embriones, para transferir a las madres, consisten en realizar un análisis microscópico para examinar la morfología, la forma del embrión y las células que lo integran”.
En la actualidad comienzan a implementarse nuevos métodos que buscan filmar el desarrollo del embrión y asociar su evolución durante los tres o cinco días de incubación con su potencial de implantación. Por su parte, Osvaldo Yantorno, otro de los investigadores, explicó que “al estudio del metabolismo lo realizamos a partir del análisis del sobrenadante de cultivo donde crece el embrión, basándonos en que cuando una célula se desarrolla en un medio de cultivo, consume nutrientes y libera productos de desecho”. En este sentido, detalló que “la idea es estudiar ese medio donde se desarrolló el embrión, en este caso, con una metodología que es la espectrocospia infrarroja con transformada de Fourier”.
Las estadísticas de tasa de embarazo por fertilización asistida son bastante bajas; están en un orden del 25 al 30 por ciento. Dados los altos costos de estos tratamientos, el gran desafío en la actualidad es tratar de aumentar este porcentaje de certeza. En muchos casos, para disminuir los costos que implica realizar sucesivos tratamientos, se tiende a transferir tres o más embriones simultáneamente, lo que aumenta en forma significativa los riesgos, tanto para la madre como para los bebés. Este proyecto apunta, entonces, a desarrollar una metodología que permita transferir la menor cantidad de embriones con la mayor probabilidad de éxito en la implantación.
El equipo de investigación desarrolla su actividad en el Centro de Investigación y Desarrollo de Fermentaciones Industriales (CINDEFI), dependiente de la Facultad de Ciencias Exactas y Conicet. Participa también una becaria del Conicet, Cecilia Fígoli, quien explicó que la idea es elegir el mejor embrión de manera de alcanzar el gran objetivo de 1 embrión transferido = 1 embarazo.
Durante dos años y medio, el equipo de investigadores recibió material de una clínica de fertilización asistida de Buenos Aires PREGNA, Medicina Reproductiva, dirigida por el doctor Marcos Horton.
En este marco, la Facultad de Ciencias Exactas recibió los sobrenadantes de cultivos de embriones de más de 250 pacientes. “A lo largo de este tiempo estuvimos analizando los medios de cultivo donde desarrollaron embriones, algunos transferidos con éxito y otros que no implantaron”. En este momento, la investigación se encuentra en la última etapa que consiste en analizar matemáticamente los espectros provenientes de estos sobrenadantes empleando diferentes tipos de software, estudiando si existe algún “marcador” que permita diferenciar los espectros que provienen de embriones que implantaron de los que no implantaron. Para esto se requiere disponer de software especializados y también de conocimientos matemáticos y estadísticos.
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En esta última etapa colaboran en el proyecto grupos de espectroscopistas de Noruega y Alemania, especialistas en el desarrollo de modelos matemáticos, por lo que se espera que luego de un trabajo cooperativo entre diferentes centros de investigación el resultado sea exitoso.