El cambio climático es un fenómeno que se produce cuando los promedios históricos de temperatura, lluvia, vientos (dirección e intensidad) y humedad atmosférica sufren una modificación permanente. Entonces ¿qué dio origen a este cambio tan notable en el mundo entero?
La atmósfera está compuesta por una mezcla de varios gases, un 1% en volumen de esos gases tienen la propiedad de excitarse al absorber la energía que emite la superficie del planeta (radiación de onda larga). Entre estos gases están el dióxido de carbono (CO2), el metano y el óxido nitroso. El más importante es el CO2, que se origina como producto de la quema de hidrocarburos. Desde la Revolución Industrial (siglo XVIII) y la tala y quema de bosques naturales para ampliar la frontera agropecuaria, este gas viene en constante incremento y como consecuencia de ello, más y más energía de la que emite la superficie del planeta es devuelta en parte, hacia la superficie terrestre, elevando su temperatura media. Si bien existen otras causas del cambio climático, no caben dudas de que es la actividad humana la mayor responsable.
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Las consecuencias del aumento de estos gases comienzan a ponerse en evidencia en la segunda mitad del siglo XX y sus efectos continuarán, aun en mayor grado, en los años y décadas venideras. Argentina tiene menos del 1% en la participación de las emisiones de gases sensibles a la radiación de onda larga. Por lo tanto, la investigación debe dirigirse al análisis del cambio en nuestra región, a la cuantificación del impacto sobre las producciones, la vida silvestre (en tierra y en el mar), la salud de la población y la sanidad del ganado y de los cultivos, y luego, operar de manera que ese conocimiento permita proponer estrategias para minimizar el impacto negativo o maximizar las oportunidades en el caso de que el nuevo ambiente sea favorable para ciertas actividades.
La Facultad de Agronomía colaboró en la creación del Centro Regional de Agrometeorología en el año 1992, que tiene entre sus objetivos monitorear el agroclima de la región, y así instaló una red de estaciones que actualmente abarca Azul, Tandil, Olavarría, Benito Juarez, Rauch y Las Flores. En total suman 10 estaciones completas, 6 propias y una red de pluviómetros mucho más densa y desde el 2002, la única red de monitoreo de evapotranspiración (es decir, el proceso por el que las plantas pierden agua en forma de vapor) de Iberoamérica con siete estaciones que cubren 70 km del partido de Azul.
Se armó un archivo de información biofísica, básica y elaborada, con un historial que abarca ya 17 años. Las investigaciones dilucidaron el impacto del cambio global sobre la evolución de la temperatura de Azul (con información del Servicio Meteorológico Nacional y propia) que se incrementó desde 1930 a la fecha, en 1°C, y que las lluvias se incrementaron en promedio en un 20% en relación a las históricas, con un incremento de las frecuencias en las sequías invernales (ambos incrementos avalados con pruebas estadísticas). Se demostró también que la variabilidad climática no se vio alterada en este período, por lo que el incremento no lo debemos a un simple aumento de la misma. El cambio está y se quedará con nosotros.
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Además se estudió la concordancia de los ciclos solares con la tendencia de las temperaturas; éstas son positivas, pero, como los científicos en cambio climático señalaron a InfoUniversidades, su contribución es de menor importancia que la generada por el incremento de los gases ya citados. Otro de los aportes es la demostración que el cambio global tiene impactos muy diferentes en localidades cercanas en esta región.