Los principales materiales de los paneles son lana de madera y cemento.
El desarrollo fue llevado adelante por investigadores pertenecientes al Centro de Investigación y Desarrollo para la Construcción y la Vivienda (CECOVI) de la Universidad Tecnológica Nacional de Santa Fe. Entre las características de estos paneles se encuentran las de ser durables, estables, de baja densidad, resistentes al fuego y a la degradación biológica y climática. Tienen buenas propiedades mecánicas, acústicas y térmicas. Además, permiten –por su bajo peso– una fácil manipulación y un rápido ensamblado, con mano de obra que puede especializarse sencillamente con capacitaciones específicas breves.
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En el marco del “Programa Ellas Hacen”, del ministerio de Desarrollo Social de la Nación, se seleccionó este material para aplicarse en un sistema constructivo con el cual se elaboraron paneles y se diseñó un prototipo basado en la producción de una vivienda que pueda ser ejecutada por mujeres. “Lo interesante es que con una tecnología sencilla y con recursos que no son costosos se alcanzan estándares de aislación y de confort internos que son los que se cumplen con métodos de construcción más tradicionales” indicó a Argentina Investiga el Ingeniero Alfredo Marcipar, a cargo del Área de Gestión e Innovación del Centro.
A lo largo de sus 35 años de historia, el CECOVI ha desarrollado, adaptado y mejorado diversos sistemas constructivos, cuyas características principales se orientan a los usuarios de viviendas de carácter social, adoptando tecnologías sencillas, aptas para autoconstrucción asistida y de fácil ejecución.
Trabajo en equipo
El director del Centro, el ingeniero Néstor Ulibarrie, destacó: “Se trata de una transferencia que es producto de una investigación previa y de una interacción entre todas las áreas del CECOVI (de investigación de materiales; de transferencia; de innovación; de servicios y ensayos). En una primera etapa se analizan las propiedades del material. En este caso, la madera es un componente natural que requiere de determinados cuidados. Por ejemplo, la lignina que se elimina envenena el cemento, entonces, hay que tratarla previamente y verificar cómo estos tratamientos influyen en la madera en sí y en el resultado de las dosificaciones. Se hacen ajustes a partir de los resultados. Todo eso es una etapa previa. En ese proceso hay años de investigación tecnológica, una investigación sistemática que tiene un correlato en algunos proyectos de investigación (residuos de la industria algodonera; residuos de celulosa; etcétera). Cuando finalmente se obtienen las dosificaciones indicadas, se piensan los componentes, donde también hay etapas.
En este caso, hubo una etapa de paneles grandes y ahora le dimos un enfoque que apuntaba al prototipo constructivo. Entonces, empiezan a sumarse las otras áreas que trabajaron en el diseño del prototipo aplicado a este programa de desarrollo social”.
Los investigadores del CECOVI comenzaron hace cinco años por estudiar la fibra de la materia y cómo hacer para que la madera, que es un material ‘vivo’, se convierta en un ‘inerte’ y, de esta manera, se pueda pegar con cemento y durar muchos años. “Se presentó en distintas convocatorias y se financió cada etapa –explicó Marcipar–. Una vez que todo eso se logró, decidimos hacer paneles para muros y se hizo una primera transferencia. Después surgió este acuerdo con otras pautas: que lo puedan manipular mujeres; que esté integrado el sistema constructivo; etcétera”.
Originalmente, pensamos en recuperar residuos de la poda de los árboles para hacer los paneles. Pero para investigar, lo más fácil es tomar un solo tipo de madera porque cada madera tiene sus propiedades. Entonces se probó con un solo proveedor y tipo de lana (especie arbórea), para achicar la cantidad de variables. Ahora continuamos con la intención de dar un paso más, y vamos a probar con el descarte industrial, donde aparecerá una variabilidad de especies controlada y entrarán en juego otras pautas como el volumen disponible por cada tipo”.
Premisas de “Ellas hacen”
“Cuando los emprendimientos son sociales prevalece más la mano de obra intensiva que los aspectos de productividad e innovación tecnológica. Todo es artesanal” detalló el director del proyecto Marcelo Avendaño. “En este caso, el pedido era puntual: los paneles debían ser transportados por mujeres, por lo que el peso no podía ser mayor a 30 kg (ya que entre dos mujeres pueden transportar 15 kg cada una)”.
Como producto final, se construyó un prototipo emplazado en el puerto de la ciudad de Santa Fe, de aproximadamente sesenta metros cuadrados. El objetivo es que sirva de modelo a escala real y, a su vez, la Facultad lo utilizará con fines educativos. Toda la tecnología utilizada es la misma que se aplica en una vivienda construida con este sistema constructivo.
Este programa incluyó la preparación de manuales o cartillas de capacitación orientados a los destinatarios de las potenciales transferencias. Por ello, se priorizó que sean de fácil entendimiento, con mucho soporte gráfico y poco texto, atendiendo a que los destinatarios son, en muchos casos, incipientemente alfabetizados.
“Para la parte de la cubierta del techo se hace un panel que contempla todo: la parte cubierta, la del cielorraso y la de las aislaciones. Eso también se prefabrica, entonces, se ahorra mucho tiempo –explicó Marcipar–. El hecho de acotar los plazos genera mucho beneficio en lo económico. La incidencia en mano de obra se compensa después en la ejecución de una obra rápida. Y la impronta de lo social toma un rol fundamental”.
El programa
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En 2013 se lanzó esta nueva etapa de Ingreso Social con Trabajo destinado a cien mil jefas de familia. En su implementación, “Ellas Hacen” dio prioridad a mujeres que atraviesan una situación de gran vulnerabilidad, como aquellas de familia numerosa, con hijos con discapacidad o víctimas de violencia de género. Se reunió a madres sin trabajo en cooperativas destinadas a ejecutar obras en sus comunidades.