Jorge Isaguirre es médico cirujano del Hospital Italiano, profesor adjunto en la Facultad de Ciencias Médicas de la UNCUYO e instructor de Cirugía Endoscópica de la Sociedad Argentina de Cirugía. Foto: Axel Lloret.
La endoscopía es, según la definen algunos diccionarios, una exploración de las cavidades humanas con un endoscopio. Para este tipo de cirugías es necesario “abrir” el cuerpo del paciente. Sin embargo, existe un tipo de endoscopía llamada “flexible”, que permite realizar la tarea pero a través de los orificios naturales de las personas, como la boca o el ano.
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Dado que en estas intervenciones resulta innecesario abrir el cuerpo, tienen algunos beneficios, como el de disminuir tanto la estadía hospitalaria tras la cirugía, como las posibilidades de infecciones, entre otras cosas. Este tipo de prácticas se realiza, principalmente, para cirugías digestivas: sirve para extraer tumores benignos en el estómago, el esófago o el duodeno y para limpiar cavidades cuando se producen infecciones graves (por ejemplo, después de una pancreatitis).
Según indicó el médico cirujano Jorge Isaguirre a Argentina Investiga, las endoscopías flexibles son también un cambio de paradigma en cuanto a la instrumentación que se requiere para la intervención quirúrgica en la que se incorporan los catéteres.
El desarrollo de estas técnicas, dice Isaguirre, tiene su inicio en 2004, cuando se logró atravesar la pared del tubo digestivo habiendo “ingresado” por la boca. Esto se logró en Estados Unidos y en la India, mientras que las endoscopías tradicionales nacieron a finales del siglo XVIII. Las nuevas cirugías endoscópicas fueron denominadas NOTES (Natural Orifices Transluminal Endoscopic Surgery), es decir, cirugía a través de orificios naturales y a través de la luz de la pared del tubo digestivo.
En Argentina se desarrolló la endoscopía flexible a través de investigaciones y experimentaciones quirúrgicas en animales de prueba, principalmente. El año pasado, desde Mendoza se presentó la primera resección de un tumor de esófago logrado totalmente por endoscopía flexible. Según Isaguirre, trabajan en el tema desde 2005.
El especialista hizo hincapié en el hecho de que son cirugías y el cirujano debe estar preparado para cualquier eventualidad y contar con los elementos necesarios en caso de un acontecimiento inesperado o no deseado durante la intervención. Las complicaciones posibles, como en toda intervención quirúrgica, dependen de las patologías del paciente y del lugar donde se efectúa. Asimismo, señaló que este tipo de cirugía debe ser efectuado en centros con un alto nivel de entrenamiento en la técnica.
En Mendoza se realizan fundamentalmente en el Hospital Italiano, donde hay una unidad de cirugía endoscópica, y en algunos hospitales públicos. Esto depende de la sustentabilidad económica. Isaguirre planteó que es necesario intentar que estas intervenciones lleguen a la mayor cantidad de gente posible que las necesite y que no sean exclusivas de lugares privados.
El especialista también afirmó que no todas las obras sociales cubren este tipo de cirugías. “Muchos hacen un curso, compran un endoscopio y se ponen a hacer endoscopía. Desgraciadamente eso pasa”. Y continuó con que “es una de las deudas de la sociedad científica: categorizar a los médicos y que se les pueda decir a los pacientes en qué centros están capacitados para hacer determinada cosa”. Es importante tener en cuenta el dato de que la Asociación Argentina de Cirugía cataloga a los cirujanos y, en la web, se puede ver si el médico que va a realizar determinada operación está acreditado a nivel de la Asociación.
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Isaguirre es docente de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNCUYO. Además, es instructor de Cirugía Endoscópica de la Asociación Argentina de Cirugía, organización que participa del curso “Hands On” de Endoscopía, junto a la Asociación de Cirugía de Mendoza en el contexto del 56º Congreso Cuyano de Cirugía.