El rendimiento en la producción de aves depende del material genético de los animales, el plan de manejo nutricional y otras variables, pero puede verse afectado por factores de confort, ya que la alta intensidad del sistema industrial ocasiona constantes situaciones estresantes para los animales, que traen como consecuencia la aparición de enfermedades y disminución en los niveles de producción.
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Frente a ello, es común que en la producción avícola se utilicen antibióticos como aditivos alimentarios para prevenir enfermedades, promover el crecimiento y mejorar los resultados productivos.
Pero la utilización de antibióticos provocó efectos adversos como la resistencia bacteriana y problemas para la salud pública, por lo cual, en muchos países, se prohíbe su uso en avicultura, y se estima que Argentina, en el corto plazo también aplicaría restricciones similares.
Una alternativa a los antibióticos es la utilización de un amplio grupo de sustancias llamadas ‘prebióticos’ y ‘probióticos’, destinadas a modificar el ambiente del tracto digestivo del animal y favorecer el desarrollo en el intestino de bacterias beneficiosas para el rendimiento productivo, y evitar el desarrollo de bacterias patógenas o dañinas.
Al respecto, desde la Facultad de Ciencias Veterinarias se puso en marcha una línea de investigación orientada a evaluar en la producción avícola local y el uso de probióticos y prebióticos.
El médico veterinario Matías Michel, investigador de la Cátedra Producción de Aves de esa unidad académica, comentó que la utilización de probióticos y prebióticos es una práctica más desarrollada en avicultura en otros países, pero en Argentina todavía falta profundizar estudios científicos respecto a la aplicación en producción de aves.
“En uno de los proyectos comenzados buscamos evaluar la incidencia de la aplicación de probióticos en distintos indicadores de sanidad y productividad de pollos y gallinas, información que, con posterioridad, permitiría diseñar estrategias de manejo y aplicación de estos aditivos” sostuvo.
Detalló que los probióticos son microorganismos, bacterias, que se ingresan al organismo para que colonicen el intestino y eviten el desarrollo de bacterias patógenas, mientras que los prebióticos son compuestos que el organismo no puede digerir pero que estimulan el crecimiento y la actividad de las bacterias beneficiosas.
“El uso de probióticos asegura que en el intestino esté la cepa o la bacteria beneficiosa para el animal y restringe la aparición de otros agentes patógenos, pero se requiere ajustar los procedimientos de aplicación, más aún cuando se trata de sistemas productivos intensivos” explicó Michel, a cargo de una de las investigaciones de la Cátedra Producción de Aves que dirige el doctor Fernando Revidatti.
Uno de los beneficios de los probióticos es la menor mortandad. “Con que sólo disminuya 1% la mortandad de animales se logra un beneficio económico por el precio de compra del animal y por las crías que tendrá a lo largo de su ciclo productivo” indicó.
Si se tiene en cuenta que una reproductora tiene un costo aproximado de 500 pesos hasta el momento de iniciar la postura y que producirá 160 pollitos que valen 1.200 pesos en total (7,40 pesos por pollito), se puede deducir que la muerte de una reproductora disminuye el ingreso para el productor en 1.700 pesos aproximadamente, lo que pone de relieve la importancia de aumentar la viabilidad en poblaciones en reproducción que, por lo general, incluyen entre 6.000 y 9.000 hembras“, coincidieron los investigadores.
Además de la mortandad, también se pueden mejorar otros indicadores como peso, índice de asimilación de nutrientes o incubabilidad de huevos en gallinas reproductoras, entre otras variables.
Estos suplementos dietarios son muy importantes, en especial para los pollos parrilleros, que no están en contacto con la madre y por ello no desarrollan tan favorablemente su sistema inmune. Michel y Revidatti reiteraron que es inminente la implementación en Argentina de normativas de regulación del uso de antibióticos, lo cual torna aún más relevante el conocimiento sobre el uso de probióticos y prebióticos que pueda generarse en el plano local.
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Indicaron que el estudio que llevan a cabo se orienta a la producción avícola industrial, pero con la mirada puesta también en que estos conocimientos puedan ser transferidos a pequeños productores.