Ya sea por mala fama, poco conocimiento o experiencias malogradas, la inseminación artificial no tiene gran difusión. A fin de modificar esta situación y lograr la divulgación de estas técnicas, docentes y estudiantes de la Facultad de Ciencias Veterinarias (FCV) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) desarrollan actividades de información con los productores de la Cooperativa Nueva Alpina.
“La idea es que los estudiantes vayan a las casas, apliquen la técnica y desarrollen sus beneficios. Pero, fundamentalmente, van a escuchar las causas por las que los productores no están implementando esta técnica, tan innovadora y de tan bajo costo y que aún no se ha difundido demasiado en nuestro país”, contó el médico veterinario Fernando Boris, docente de la FCV y responsable del proyecto.
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Derribar mitos
El desafío que encararon los docentes es el de revertir las malas experiencias o el tabú que hay en torno a la inseminación artificial. Existen tres puntos en los que los que se hace hincapié: en primer lugar, el tema del costo. Muchas veces los productores mantienen a los toros con las vacas y no saben, certeramente, el costo que implican esos animales. Es decir que el costo parece mucho menor al gasto que deben realizar para la compra de una pajuela de semen. Lo que se hace es ponerles números a esos costos que pasan desapercibidos para hacerlos evidentes.
Eso se compara con la inseminación y queda claro que es más económico inseminar que mantener al toro. Otro de los puntos destacados es la ventaja del control sanitario. “No todos los que trabajan con toros hacen pruebas sanitarias, a decir verdad lo común es no hacer nada. En cambio con el semen uno siempre incorpora un material inocuo”, afirmó Boris.
Por último el factor seguridad es muy importante. Los toros por lo general son violentos y representan un peligro para el personal. En los tambos aumenta el riesgo porque el contacto con ellos es más frecuente que en los rodeos de cría.
Incorporar tecnología
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Luego de la capacitación, los estudiantes visitaron a los 22 tamberos reunidos en la cooperativa. La estrategia es el contacto cara a cara con los productores. De esta forma se pretende dar información valiosa para optimizar la empresa productiva. “Si uno compara productores que inseminan con los que no lo hacen, los segundos por lo general son empresas familiares y de menor escala. No suelen tener una visión netamente empresarial”, señaló Boris.