La deforestación llega a niveles alarmantes en la provincia de Santiago del Estero, donde los monocultivos de soja avanzan en forma desmesurada, sin criterios de evaluación de la capacidad productiva de las tierras, ni del impacto ambiental que estas actividades producen. Además, existe una demanda creciente de productos derivados de los árboles y de madera para su aprovechamiento como leña, postes, carbón, muebles, vigas, etc.
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Para hacerle frente a esta situación, un grupo de investigadores de la UNSE propone el cultivo de especies de rápido crecimiento que produzcan maderas de calidad en áreas desmontadas o degradadas, como es el caso del Eucalyptus camaldulensis, que posee un gran volumen de madera y permitirá satisfacer la demanda, cada vez mayor, de leña compacta para carpintería, especialmente en la zona periurbana de la ciudad de Santiago del Estero y de toda la provincia.
Así, se realizó un estudio de mejora genética de la especie que permitió considerables beneficios para establecer la mayor productividad de estos árboles. Con esto se determinó que los que se plantaron con aplicaciones de mejoramiento genético crecieron mucho más en diámetro y volumen que los que no pasaron por este proceso.
“Además de un buen crecimiento de la especie, se necesita que produzca madera valiosa y homogénea, es decir, de buena calidad. Consideramos que muchas respuestas a los problemas del aprovechamiento maderable se encuentran en la estructura anatómica de la especie. Para ello se requiere de este conocimiento y también del de sus propiedades físicas y características funcionales. No existe un criterio simple para evaluar la calidad de la madera, pero se logra una estimación bastante precisa a través de mediciones de un conjunto de características que influyen sobre las propiedades del producto final”, afirman los investigadores.
En esta medición se tienen en cuenta características como densidad de la madera, uniformidad de los anillos de crecimiento, longitud de las fibras, el grano (la disposición recta y vertical del leño), simetría de leño juvenil, presencia de rajaduras de crecimiento y de nudos, etc. También se estudia cómo varía la proporción de albura (la parte fisiológicamente activa del árbol, que tiene color claro). Luego se evalúa la variabilidad de estas propiedades y su efecto combinado. Todo ello provee una herramienta más precisa para seleccionar aquellos árboles que tengan mejor calidad de madera.
Este estudio permitió que el Eucalyptus camaldulensis, especie no tomada en cuenta antes, sea utilizado para la demanda de madera. A partir de su mejoramiento logró ser utilizado como un producto de alta calidad.
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El equipo está conformado por Juana Moglia, doctora a cargo, y las especialistas Dra. Ana Giménez, Dra. Sandra Bravo, Ing. Forestal Magalí Venturini y Mirta Spossetti.