Los gases de efecto invernadero y el adelgazamiento de la capa de ozono son temas que permanecen en la agenda de muchos científicos, entre ellos los investigadores docentes del Instituto de Ciencias de la Universidad Nacional de General Sarmiento que trabajan sobre la interacción de estos dos fenómenos.
El agua posee una gran capacidad calorífica. Por su poder disolvente, se mezcla con el oxígeno y el dióxido de carbono, abasteciendo de estos gases a los organismos acuáticos. Por su capacidad calorífica, el agua gaseosa en la atmósfera tiene, además, un papel regulador de la temperatura del aire, lo que influye directamente en el clima de una región.
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El proyecto de investigación se propone encontrar niveles de alarma que ayuden a planificar acciones para moderar o revertir los efectos negativos de los cambios climáticos.
“Las acciones tienen que ser a nivel de gobiernos y países. Sobre todo tienen que concentrarse en disminuir las emisiones de dióxido de carbono y en utilizar prácticas agrícolas e industriales que generen menos gases de efecto invernadero”, explica Fernando Momo, investigador del Instituto de Ciencias.
El mar cumple un papel regulador sobre la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera, la radiación ultravioleta afecta de forma nociva a las comunidades de organismos marinos. El dióxido de carbono (CO2) es uno de los principales responsables del calentamiento global. Este gas es absorbido por algas marinas microscópicas (fitoplancton) a través de la fotosíntesis y es transformado en formas insolubles de carbono que no vuelven a la atmósfera; este fenómeno se conoce como “bomba biológica de carbono”.
Los investigadores determinaron que la capacidad de absorción de las algas marinas ha disminuido. El aumento de la radiación ultravioleta puede hacer que el plancton marino se enriquezca en cantidad de bacterias al tiempo que disminuye su capacidad de fotosíntesis y aumenta su respiración. De este modo, la bomba biológica empieza a funcionar al revés, liberando más dióxido de carbono del que absorbe y agravando el problema del calentamiento global. El resultado es que el dióxido de carbono se emite a la atmósfera y aumenta la temperatura global, lo que indica que los dos fenómenos de cambio global más importantes producidos por acción humana no son independientes sino que se potencian mutuamente.
Aumento de la incidencia de enfermedades y plagas, mayor riesgo de catástrofes ambientales como inundaciones y sequías extremas, modificación de los ciclos de vida y las dinámicas de las especies, que dan como resultado pérdida de biodiversidad, son algunas de las principales consecuencias del calentamiento global.
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El proyecto, que se lleva adelante junto a investigadores de la Universidad de Québec, Canadá, se realizó en la Antártida, principalmente en las bases Jubany y Melchior, en el Golfo San Lorenzo, Canadá, en Ushuaia y en Ubatuba, Brasil. Además, se realizó un muestreo a lo largo de todo el Atlántico desde el Ártico a la Antártida.