La inoculación con hongos es una alternativa natural y también más económica.
“El 95 por ciento de las plantas conocidas están micorrizadas, es decir, que aprovechan a los hongos para beneficiarse en la absorción de minerales” comentó a InfoUniversidades Orlando Popoff, del laboratorio de Micología del Ibone, y explicó que el objetivo del trabajo es llegar a un aporte de minerales específicos a las plantas mediante una vía natural, que son los hongos micorrícicos. Para ello se extraen estos hongos de la tierra, se los identifica y se los inocula o coloca en los plantines, para que colaboren en la absorción de minerales de la tierra.
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Los hongos aumentan varias veces la capacidad de absorción con respecto a la capacidad natural de las raíces de las plantas. La inoculación con hongos sería una alternativa natural y no se descarta que también más económica. El problema principal reside en llevarlo a la práctica y que sea rentable, debido a la difícil producción y manipulación del inóculo.
Cómo se trabaja
Los inóculos que se utilizan para realizar las experiencias se obtienen en localidades cercanas que presentan una alta variabilidad de especies micorrícicas. Se utilizan las cepas nativas de hongos y luego los ensayos se realizan con plantines implantados en tierra esterilizada.
El término “micorriza” hace referencia a la simbiosis hongo-raíz, que es un fenómeno general en los vegetales. Las micorrizas, hasta mediados del siglo pasado, eran consideradas excepciones, pero pronto se supo que casi la totalidad de las plantas verdes viven en simbiosis con hongos. El principal beneficio para las plantas es que incrementan el área fisiológicamente activa en las raíces, aumentando notablemente la captación de agua y nutrientes como fósforo, potasio y calcio del suelo. También se incrementa la tolerancia de las plantas a las temperaturas del suelo y acidez extrema causadas por la presencia de aluminio, magnesio y azufre. Proveen protección contra ciertos hongos patógenos e inducen relaciones hormonales que producen que las raíces alimentadoras permanezcan fisiológicamente activas por períodos mayores que las raíces no micorrizadas. El hongo, en tanto, recibe principalmente carbohidratos y vitaminas de las plantas.
En el laboratorio de Micología del Instituto de Botánica del Nordeste se desarrollan diversas actividades relacionadas con los hongos. La tarea principal es el estudio taxonómico de las especies del Nordeste Argentino y de regiones limítrofes. De esta forma, el laboratorio cuenta con aproximadamente 4.500 ejemplares de hongos. Se aspira a conocer su biodiversidad existente en gran parte de nuestro país ya que, “mucho se habla de la protección de los ambientes naturales, pero poco se conoce de los mecanismos necesarios para que éstos sigan funcionando eficientemente”, explicó Popoff.
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Los hongos son integrantes indispensables en la descomposición de toda materia orgánica, la que vuelve a la tierra por medio de la acción de los hongos lo hace en forma de compuestos fácilmente accesibles, para continuar con el ciclo del carbono. “Conocemos a casi todos los grandes animales, a casi todas las plantas, pero poco sabemos sobre nuestra micobiota, es decir la clasificación de los hongos” cerró el investigador.