La escasez de agua es una realidad creciente en el mundo. Las reservas están en un progresivo agotamiento y el tema forma parte de toda agenda gubernamental, ya que las estrategias destinadas a la conservación del agua deben implicar factores que van desde lo ecológico, lo económico y lo social hasta lo político. Por lo tanto, es importante incrementar el aprovechamiento del agua disponible reduciendo al mínimo toda pérdida, a través de medidas preventivas que apunten a su ahorro y uso racional.
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La Ciudad de Buenos Aires sufre periódicamente inundaciones que impactan en la población. Las consecuencias de tal impacto fueron analizadas y plasmadas en el proyecto “Arquitectura Conciente” del Arq. Fernando Couto, ex secretario de Infraestructura y Planeamiento Edilicio del IUNA. El proyecto propone considerar el agua de lluvia como un recurso y no como un problema, mediante su almacenamiento y uso para fines que no demanden agua potable (riego, lavado de veredas, autos, extinción de incendios, etc.).
“La lluvia es la más limpia de las formas en que el agua se presenta ante nosotros. Sólo tomó contacto, en su paso por la atmósfera, con las mismas sustancias que habitualmente respiramos. Además, no requiere el aporte de energía para su elevación, porque ya está encima de nosotros”, explicó Couto a InfoUniversidades. La propuesta consiste en un sistema de retención de una cantidad de agua de lluvia por medio de canaletas colectoras que la conducen desde los techos hacia un depósito de reserva subterráneo; de este modo se alivia la red colectora pública, la posibilidad de inundaciones queda reducida y el agua pluvial se emplea en diferentes actividades que no requieran su potabilización.
En 2006 la sede del departamento de Artes Dramáticas del IUNA aprobó un proyecto de obra para crear nuevas aulas y servicios. Este tipo de ampliaciones exige, siempre según norma municipal, el incremento de la reserva de agua para extinción de incendios. De acuerdo a esta necesidad, la profesora Sandra Torlucci, decana del departamento y la rectora del IUNA, Liliana Demaio, decidieron aprobar la propuesta de “Arquitectura Conciente”, que plantea la recolección de agua de lluvia en el techo del edificio y su almacenamiento a fin de proporcionar el volumen necesario en caso de un siniestro.
El agua de lluvia presenta una serie de ventajas: es muy limpia en relación con otras fuentes de agua dulce disponibles y es un recurso gratuito e independiente de las compañías proveedoras. El proyecto contempla también el aprovechamiento de los desagües de los lavatorios para cargar los depósitos de los sanitarios, lo que ahorra alrededor de 2.000 litros diarios de agua.
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Obras como la que llevan a cabo el IUNA y el departamento de Artes Dramáticas se corresponden con la necesidad de una urgente reflexión sobre el cuidado del medio ambiente. Es importante que el uso adecuado de un bien tan escaso como el agua se transforme en una práctica sistemática, una cultura que se construya a través de políticas proclives a la toma de conciencia, pero también desde los establecimientos educativos, impulsando el uso responsable de los recursos naturales.