Según la EMA de las Naciones Unidas.">Organización Mundial de la Salud, una de cada seis parejas se enfrenta a la infertilidad en su vida y necesita de tratamiento médico para poder concebir. Sin embargo, sólo uno de cada tres tratamientos de reproducción asistida resulta en un nacimiento.
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Para mejorar estos resultados, históricamente la clínica reproductiva centró la atención en el óvulo, pero una novedosa investigación demostró que la actividad del semen contribuye más allá que en la fecundación y que es clave para un buen desarrollo de los embriones y el éxito de los tratamientos.
La nueva tecnología fue desarrollada por investigadores del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME) del Conicet y del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR) del Conicet y la UNR.
Denominada HyperSperm, esta técnica reproduce en los espermatozoides los mismos cambios bioquímicos que se generan de forma natural en el tracto reproductor femenino durante una fecundación espontánea. Estos cambios permiten al espermatozoide adquirir una capacidad de movimiento llamada hiperactivación, que es importante para el éxito de las fecundaciones y que sin embargo no se reproduce correctamente con las técnicas actuales de reproducción asistida.
Durante años el espermatozoide fue considerado como un mero medio de transporte para la contribución ética" data-toggle = "tooltip" title = "Campo de las ciencias biológicas que estudia la herencia que se transmite de una generación a otra y el desarrollo de las características que controlan este proceso biológico.">genética del padre al embrión. “Hoy sabemos que las funciones del espermatozoide van mucho más allá de sólo proveer de material genético paterno al ovocito”, dice el investigador Darío Krapf y amplía: “Los procesos moleculares que se desarrollan tras la eyaculación tienen un efecto crucial para el correcto desarrollo del embrión”.
Debido a ello, este método recrea en el laboratorio las modificaciones naturales que sufre un espermatozoide dentro del tracto femenino, “posibilitando una alta eficiencia del procedimiento reproductivo asistido”.
Según señala el experto, la infertilidad es una de las enfermedades prevalentes a nivel mundial y va creciendo año a año por diferentes factores: el impacto ambiental que afecta de alguna manera la capacidad fértil y el retraso de la edad en la que se busca concebir, lo que conlleva que la maquinaria reproductiva se vea perjudicada.
Se calcula que en promedio, a nivel mundial, una pareja necesita tres ciclos para lograr un embarazo. “La mujer pone mucho el cuerpo, hay un desgaste físico y emocional muy grande y lamentablemente muchas parejas quedan en el camino”, sostiene el investigador del IBR y agrega: “El hecho de que la asistencia reproductiva esté planteada como una iteración de ciclos que no son de muy alta eficiencia hace que la pareja se tenga que enfrentar repetidamente a fracasos y eso es muy doloroso”.
Este nuevo método, al aumentar el número y la calidad de los embriones, propone disminuir a la mitad los ciclos necesarios para lograr un embarazo y con ello también una disminución del costo físico, emocional y económico.
Estudio clínico pionero
Para probar la viabilidad de la técnica en un contexto de tratamiento de la infertilidad se realizó un ensayo piloto. Se seleccionaron diez parejas infértiles con un dilatado historial de tratamientos de fecundación in vitro sin éxito, y que recurrían a un nuevo tratamiento con óvulos de donantes. Para analizar los resultados del estudio se dividieron los óvulos de cada pareja en dos grupos: la mitad se fecundaron según la técnica habitual mientras que la otra mitad se fecundó tras tratar el semen con HyperSperm.
Con el objetivo de evaluar la eficacia del tratamiento se observaron los parámetros de éxito habituales de la fecundación in vitro, especialmente la fecundación y desarrollo de los embriones en el laboratorio. Los espermatozoides tratados con el nuevo método generaron un 63% más de embriones de alta calidad.
Además, algunas pacientes recibieron transferencias de embriones derivados del tratamiento de HyperSperm y dieron lugar a embarazos: la primera de ellas ya dio a luz a un bebé en la Clínica In Vitro Buenos Aires, que colabora en la investigación junto con el Conicet y la Universidad Nacional de Rosario. Otros dos embarazos logrados con la misma técnica se encuentran en la actualidad en el tercer trimestre.
“El primer nacimiento fue muy alentador”, señaló a Argentina Investiga el doctor en Ciencias Biológicas y destacó que fue completamente normal. Algo esperable porque la llegada a esa instancia estaba avalada por pruebas preclínicas con modelos animales en donde también la descendencia había sido completamente normal, lo que permitió que los comités de ética habiliten la prueba en la clínica reproductiva humana.
Una vez concluido el estudio, los datos obtenidos son alentadores y sugieren que podría acortarse hasta la mitad el tiempo necesario para obtener un embarazo mediante tratamientos de reproducción asistida, abaratar su ejecución y permitir el acceso a los tratamientos a más pacientes. Los resultados completos se presentarán en Nueva Orleans, en el Congreso de la Sociedad Americana de Medicina de la Reproducción.
Sin embargo, los investigadores aclaran que se trata de un estudio piloto y, como tal, de tamaño y alcance limitados. En la actualidad, se amplían las pruebas tanto en Rosario como en dos centros más de la provincia de Buenos Aires. “Por un lado, para conocer en qué parejas, de acuerdo a determinadas condiciones bioquímicas, se ajusta mejor este procedimiento y, por otro, satisfacer los requerimientos de los organismos regulatorios ANMAT en la Argentina, FDA en Estados Unidos y EMA en Europa”, explica Krapf.
Cabe destacar que se trata de una tecnología cuya patente está en trámite y es propiedad de la UNR y el Conicet. Estas instituciones licencian a los investigadores para que puedan desarrollarla a través de la startup de base tecnológica Fecundis y esté disponible en las clínicas reproductivas en tres años aproximadamente.
Fecundis es una empresa de tecnología médica en fase clínica centrada en el desarrollo de esta tecnología disruptiva para incrementar la tasa de éxito de la reproducción humana asistida. “Su misión es revolucionar la medicina reproductiva poniendo el foco en el espermatozoide, con el objetivo de aumentar la eficacia y reducir el impacto económico y psicológico de los tratamientos de fertilidad”.
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La empresa argentina, con sede en el Parc Científic de Barcelona, fue fundada por la experta internacional en medicina reproductiva Rita Vassena, previamente directora científica global del Grupo Eugin, y los científicos Mariano Buffone y Dario Krapf, reconocidos líderes en la investigación de la biología espermática, con más de cincuenta años de experiencia acumulada en fertilidad humana.