La doctora Ana María Lourdes Sisti, directora del proyecto.
Un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de Cuyo trabaja en el desarrollo de un diccionario digital de lengua de señas, con el objetivo de extender el derecho de la comunicación a la comunidad de sordos. La directora del proyecto es Ana María Lourdes Sisti, quien explicó que los destinatarios de este diccionario son los estudiantes de la Tecnicatura en Interpretación en Lengua de Señas de la Facultad de Educación Elemental y Especial, además de las escuelas de sordos, las escuelas primarias y la comunidad en general.
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“Vimos que los diccionarios que existen en los ámbitos educativos especiales en realidad son glosarios, es decir, poseen la seña dibujada o digital y su correspondencia en español. Por lo tanto, no hay un diccionario de lengua de señas específico. Por eso, pensamos en que este proyecto podría cubrir las necesidades educativas de las escuelas para sordos”, comentó la especialista a Argentina Investiga.
Como explica Sisti, nuestra comunidad, mayoritariamente parlante, desarrolló estrategias comunicativas partiendo de la oralidad. Por lo tanto, desconoce las particularidades de las personas sordas, quienes sufrieron diferentes grados de discriminación y prejuicios por desconocimiento de las pluralidades humanas y de una lengua que no les es posible adquirir de manera natural. La mayoría de los niños sordos son hijos de padres oyentes, quienes los educan deseando que se parezcan a ellos, es decir, desarrollan una educación basada en una comunicación oral. Esto implica no reconocer la lengua de señas como la lengua natural de dichas personas.
Esta segregación aumenta debido a que la sordera es una discapacidad que no se ve. Estas características históricas contextuales rodearon las experiencias de vida de los sordos y decantaron en prejuicios sociales y estigmatizaciones.
En el castellano -lengua oral- existen componentes fonológicos o fonemas. En cambio, en la lengua de señas hay una configuración manual o posición que toma la mano para indicar una seña, el lugar espacial que ocupa esa configuración manual para una determinada seña, el movimiento que se realiza con la dirección y la orientación, como también los rasgos no manuales que adquieren valor lingüístico como aspectos fonológicos propios de las lenguas de señas.
Sin embargo, las instituciones escolares, en general, tienen una tendencia a la enseñanza a partir de la oralidad, es decir, se trabaja desde el español hablado, sin utilizar la lengua de señas. Por tales motivos, este diccionario de lengua de señas es un aporte a la lucha por revertir la situación de exclusión de los sordos y su comunicación por medio de señas como una lengua auténtica. “El diccionario es una necesidad porque no todos los profesores de escuelas para personas sordas manejan las señas y su uso en diferentes situaciones comunicativas”, señala Sisti.
-¿Por qué se necesita un diccionario de señas en versión digital?
-Un diccionario en formato digital permite poner imágenes en movimiento, en un determinado espacio, que lleven implícitos rasgos no manuales de la expresión facial con su valor lingüístico porque aportan sentido a la seña. Tales facultades representativas del medio digital permiten que una persona sorda pueda entender la seña en su totalidad y evita recomponer sus partes faltantes por medio de su imaginación, como se da en las señas dibujadas en una hoja de papel.
-¿Qué diferencia hay entre un glosario y un diccionario?
-El glosario tiene la palabra en español y el dibujo o la imagen de la seña que deberá poner en práctica la persona sorda. Nuestra intención es que haya seña, y en lengua de señas el significado de esa seña, como un diccionario de español castellano. Esto permite desarrollar el contacto con esa lengua, porque en la enunciación de las señas, las personas precisan determinadas estrategias para su definición, tales como la comparación, y la descripción. Todos estos elementos enriquecen el diccionario digital, dado que permiten un acercamiento más real a la lengua de señas y todos sus elementos léxicos, semánticos, sintácticos y pragmáticos propios de la lengua, así como las estrategias comunicativas que se ponen en juego en diversas situaciones de interacción verbal, que no pueden apreciarse en una imagen con soporte papel.
-¿El idioma lengua de señas es universal?
-No existe la lengua de señas universal. Toda lengua de señas surge de la comunidad de sus hablantes y de un conjunto de individuos que denominan a los diversos conceptos con un léxico determinado, hasta alcanzar acuerdos en las señas. Así, cuando un sordo viaja a otro lugar y se encuentra con una persona sorda debe realizar pantomimas para poder comunicarse, porque no hay una lengua de señas universal, sino que cada grupo de hablantes tiene su singularidad discursiva. Por lo tanto, todas las lenguas de señas son diferentes, el único punto en común es el canal de uso.
-¿Qué diferencias hay entre un diccionario en soporte papel y uno digital?
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-En los diccionarios de papel los dibujos gráficos de señales pierden los rasgos del movimiento, distancia de las manos respecto del cuerpo de la persona sorda y los rasgos no manuales. Entonces, las señales que aparecen en los diccionarios de papel son generalmente ambiguas respecto de la definición del movimiento y el espacio que tienen las señas. En cambio, en el formato digital, el video permite ver a una persona hablando en lengua de señas con sus respectivos tiempos, espacios y movimientos según sus significados (semiótica) y sus intencionalidades (pragmática). Por ende, el diccionario digital de lengua de señas admite apreciar la puesta en práctica de las señas en situaciones comunicativas reales.