La melatonina (N-Acetil-5-metoxitriptamina) es una molécula que se aisló por primera vez en 1958 de la glándula pineal de los bovinos. Luego, se detectó en diversos grupos de animales y se conocieron algunas de sus funciones. Su rol en humanos y animales está vinculado con la sincronización del ritmo circadiano y la maduración sexual, y es un marcador endócrino estacional para la reproducción de muchas especies, además de neutralizadora de radicales libres.
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El equipo de investigadores de la UNLu que lleva adelante este trabajo utiliza principalmente el melón (cucumis melo) para desarrollar sus investigaciones. El equipo es liderado por el docente José Luis Castañares, quien explicó a Argentina Investiga que “durante mucho tiempo se asumió a la melatonina como una molécula propia del reino animal, pero en 1995 dos grupos de investigadores, que trabajaban de forma separada, comprobaron su existencia en diversas plantas. Desde entonces, el número de trabajos científicos sobre el efecto de la melatonina en plantas ha crecido en forma significativa”.
“Dada la multiplicidad de funciones reportadas –sostiene el docente– varios investigadores la han propuesto como una nueva ‘hormona vegetal’ (fitohormona) o ‘regulador universal de crecimiento’. Sin embargo, antes de entrar en esta categoría deberían clarificarse algunos aspectos aún dudosos, tales como los factores que determinan su biosíntesis, los receptores sobre los que actúa y ampliar su identificación en más plantas”.
“No obstante –señala Castañares– existe abundante evidencia acerca de la capacidad de las plantas de absorberla del medio, lo que permite, entre otras cosas, una mejor respuesta a diferentes tipos de estrés, como salinidad, sequía, temperaturas extremas, y otros factores”.
Castañares afirma que “los cultivos hortícolas suelen realizarse bajo riego. En general, el agua utilizada para este fin contiene un elevado contenido de sales disueltas, las cuales se depositan en el suelo dando lugar a un efecto conocido como salinización. Los expertos estiman que un 25% de la superficie del país está afectada por este problema. El riego aumenta la producción de la generalidad de los cultivos, por lo que resulta improbable que se abandone esta práctica”.
En la Argentina hay cerca de 38 millones de hectáreas cultivadas, de las cuales dos millones son irrigadas con sistemas de riego (según datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación), y el Plan Nacional de Riego planea elevar las áreas irrigadas al doble para el 2030.
“La acumulación de sales, además de afectar la estructura del suelo, puede provocar un tipo de estrés en plantas conocido como ‘estrés salino’, el cual puede conducir a la reducción o la pérdida de la producción de diversos cultivos” sostiene Castañares y agrega: “Por ello, el estudio de alternativas que permitan evitar o atenuar los efectos de este tipo de estrés es fundamental para garantizar la producción. Entre ellas, la aplicación de melatonina ha demostrado interesantes respuestas positivas de diversas plantas que crecen en condiciones de salinidad”.
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El melón es una especie moderadamente sensible a la salinidad, sobre todo en las etapas iniciales de su crecimiento. “Esto motivó la realización de una serie de ensayos con el objetivo de evaluar el efecto de la aplicación de melatonina en semillas y plántulas de melón, sometidas a situaciones de salinidad. Los resultados indicaron un aumento notable de la germinación y el crecimiento de las plantas tratadas, de cerca del 40-50% respecto de las plantas sin tratar”.