Detalle de un modelo esquemático del serotipo 1 (Mahoney) del poliovirus.
Un equipo de investigadores del Instituto de Virología Dr. José María Vanilla de la Universidad Nacional de Córdoba lleva adelante un trabajo de análisis del virus de la poliomielitis. Durante 2005 y 2006, el equipo identificó poliovirus de origen vacunal en muestras cloacales de las ciudades de Córdoba, Río Cuarto, Villa María y San Francisco, lo que refleja su elevada circulación en la población.
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La vacuna antipoliomielítica utilizada en Argentina contiene variantes atenuadas del virus polio, que activan la respuesta inmune del organismo. Como las personas inoculadas excretan el virus por materia fecal, éste pasa al ambiente y puede ingresar al organismo de otras personas que estén en contacto con esos lugares, como es el caso de poblaciones cercanas a plantas cloacales.
En general, esta circulación del virus vacunal es beneficiosa poblacionalmente ya que, en el paso de persona a persona, el virus atenuado genera inmunidad en los individuos. Es lo que se conoce como inmunización secundaria o de rebaño. El problema es que las cepas atenuadas son genéticamente inestables y en el uno por ciento de los casos, durante el traspaso de un organismo a otro, el virus puede mutar y recuperar la capacidad de producir parálisis en personas no vacunadas.
Silvia Nates, directora del grupo de investigación, señaló a InfoUniversidades que “cuando Sabin generó la vacuna, se desconocían las bases moleculares de la atenuación. Recién con el desarrollo de la biología molecular se supo qué cambia en la cepa y se descubrió que el virus puede revertir esa atenuación”. Asimismo, la investigadora enfatizó: “Es imprescindible mantener altas coberturas de vacunación en la población para que las cepas de poliovirus que revirtieron su atenuación encuentren individuos inmunes, protegidos contra la infección”.
En 2009, un niño de San Luis contrajo poliomielitis. En una muestra de materia fecal se le detectó un poliovirus derivado de la vacuna, que había mutado desde la cepa original Sabin. El pequeño no había sido vacunado y por eso se enfermó. El evento fue un caso aislado gracias a la amplia cobertura de vacunación que ostenta Argentina ya que, de lo contrario, podría haber resultado en un brote de poliomielitis. El caso anterior al mencionado se había producido en 1984.
En este contexto, si sigue utilizándose la vacuna que contiene el virus atenuado habrá que mantener altas tasas de inoculación en forma indefinida. Otra opción es cambiar el esquema de inmunización a nivel mundial hacia una vacuna que no se base en el virus atenuado, sino en una versión inactivada de éste. Esto permitirá que se interrumpa la excreción del virus vacunal al ambiente.
Sin embargo, cambiar la vacuna también implica mantener altas coberturas de vacunación en la población durante un tiempo aún no estimado, pero suficiente para permitir que el virus Sabin sea eliminado del ambiente. Este cambio no parece fácil de implementar ya que esta última vacuna es inyectable (lo cual no genera inmunidad a nivel poblacional) y más costosa que la empleada en la actualidad.
Virus endémico y milenario
La poliomielitis es una enfermedad infecciosa causada por el virus polio, que afecta fundamentalmente a niños. El virus ingresa al organismo a través de la boca y la nariz, se multiplica en la garganta y en el tracto intestinal para diseminarse luego a través de la sangre y el sistema linfático. Una de cada doscientas infecciones conduce a una parálisis irreversible -en general en las piernas-, y entre un cinco y un diez por ciento de las personas con parálisis muere como consecuencia de la inactividad de los músculos respiratorios.
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El virus polio ha sido endémico en el mundo durante miles de años. El registro gráfico más antiguo de la enfermedad poliomielítica es de 1.400 años antes de Cristo. En 1988, la Asamblea de Salud Mundial creó el Programa mundial de erradicación de Poliovirus salvaje. El logro de este programa fue que el número de casos de enfermedad poliomielítica disminuyera un 99 por ciento.