Las condiciones de precariedad laboral afectan el modo en que los individuos establecen los vínculos sociales entre sí y se conectan a las relaciones de poder como una práctica de supervivencia. Esta es una de las conclusiones a las que llegó una investigación llevada a cabo por un grupo de docentes que tiene el fin de averiguar de qué manera las condiciones de desempleo impactan en la composición de vínculos sociales.
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En ese sentido, el sociólogo Carlos Lema, director del proyecto, explica la importancia de las redes y los lazos al enfrentar el momento de la pérdida del trabajo a través de conceptos del sociólogo francés Robert Castel. “El proceso de ‘desafiliación’ del trabajador lo aísla de la vida social y erosiona la interrelación con su familia” enuncia.
Las teorías de Castel se ocupan de describir la crisis de la sociedad salarial y la tensión que ésta representa para el individuo. En consecuencia, el sociólogo sostiene que la incertidumbre laboral, la inestabilidad en la familia y el debilitamiento de las estructuras comunitarias se producen cuando la persona pierde el empleo. Por eso, Castel considera que el “desafiliado” es aquel que pierde todo contacto con los elementos que constituyen un entramado social.
En base a estos principios, Lema señala a Argentina Investiga que “la persona que en su momento dirigió la familia se siente mal ante la situación de desempleo y su representación aparece desvalorizada por sí misma”.
Relaciones que construyen
Para entender un poco más de qué se tratan las redes y los lazos sociales, el investigador precisa que “son aquellos vínculos que se conforman entre los miembros de una comunidad, y que no sólo permiten indagar la configuración del entramado social, sino que además, buscan advertir sus características y amplitud”.
Asimismo, entiende que, “por un lado, la red se constituye de manera metafórica como forma geométrica, ya sea en triángulo, cuadrado o conjunto de rombos y, por otro, que el lazo social mide la fuerza de esa relación”.
Tras realizar un estudio en La Matanza, se determinó que los lazos entre los individuos se fortalecen y profundizan en los barrios carenciados. “En zonas muy humildes, como Laferrere o Casanova, hay redes sociales muy interesantes”, afirma el sociólogo. Del mismo modo, resalta que, “cuando las relaciones son dentro y entre las familias, éstas se vinculan para construir sus propias casas”.
En la actualidad, estos entramados son más específicos y se construyen sobre la presencia del vínculo barrial, razón por la cual Lema subraya que, “si se parte de una base mínima, se puede llevar adelante cualquier proyecto. En cambio, si se arranca desde una orfandad total, termina muriendo”. Y toma como referencia la participación social en clubes, ferias de artesanías y microemprendimientos.
La investigación destaca que, en este sistema, el rol de las mujeres es importante, ya que “aparecen muy activas, como, por ejemplo, en la formación de organizaciones en contra de la violencia social o en la creación de enormes redes de madres que monitorean y custodian el proceso de educación escolar de sus hijos”.
En conclusión, las redes y los lazos sociales determinan el desarrollo de una comunidad que, ante la falta de recursos laborales, se solidariza entre los grupos e integrantes familiares. Entonces, el individuo que antes se veía afectado con la precariedad de trabajo, compensará su falencia luego de vincularse y relacionarse de manera comunal.
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La investigación se llama “La configuración de las redes y lazos sociales en el contexto de fragmentación social y su vinculación en la conformidad identitaria en el área metropolitana del Conurbano bonaerense” y de ella participan los investigadores Fernando Luján Acosta, Emilio Masabeu, Gustavo Raidé, Noemí Raimondi y Daniel Villares.