Desde 2000, Marcela Chiarani, docente investigadora del departamento de Informática y directora del Centro de Informática Educativa, desarrolla entornos virtuales de aprendizaje. En diálogo con Argentina Investiga reflexiona sobre esta modalidad de enseñanza que busca cambiar el paradigma pedagógico reinante a través de innovaciones y herramientas tecnológicas.
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El E-learning o aprendizaje electrónico es la educación a distancia completamente virtualizada a través de los nuevos canales electrónicos, en especial internet, y a partir del uso de diversas herramientas como el correo electrónico, las páginas web, las redes sociales, etc. “La educación virtual o E-learning se plantea como el giro educativo al que muchas universidades están migrando, para dar repuesta a los universitarios que estudian y trabajan y que tienen incorporada en su actividad cotidiana el uso de la tecnología y las redes sociales. Lo que varía entre la educación a distancia tradicional y el E-learning es el modo en que se distribuyen los materiales que se ponen a disposición de los estudiantes y la comunicación de forma síncrona o asíncrona, sin limitaciones espacio-temporales con la impronta de las tecnologías de la información y las comunicaciones”, explica la docente.
“Si bien podría considerarse que un aula virtual es muy parecida al aula tradicional, dado que se genera un espacio educativo contenido, existen distintas modalidades y niveles de apropiación de los entornos virtuales por parte del docente. Hay docentes que las utilizan como apoyo de sus clases presenciales; hacen uso de ciertas herramientas, suben material bibliográfico, proponen trabajos a los alumnos, utilizan el correo electrónico o los foros para comunicarse con ellos, etc. Es un espacio que el docente comparte con sus alumnos. Hasta propuestas que van un poco más allá, y esto está vinculado con la educación a distancia, donde toda una carrera se ofrece bajo esta modalidad y todos los materiales están adaptados a ella. Esa es la diferencia clave entre el E-learning y la educación a distancia”, agrega Chiarani.
“También se observa que, año a año, crece la oferta de cursos y carreras que utilizan las posibilidades que ofrece el E-learning. Los materiales son más elaborados, de modo que el alumno que trabaja o tiene que estar al cuidado de sus hijos, disponga de ellos en los horarios en que le resulte conveniente. Esta es otra variante de la educación virtual. Todos estos entornos nos permiten mejorar muchos aspectos de la educación ya que en una clase tradicional, del tipo presencial, si un alumno no acude no hay forma de saber qué le pasó, por qué abandonó, en cambio, los entornos virtuales permiten mantener otro contacto con ellos, facilitan hacer un seguimiento de los estudiantes”.
Las redes sociales como opción de comunicación
La especialista explica cómo el uso de las redes sociales facilita mantener una mejor comunicación con los estudiantes. “Los alumnos universitarios manejan las tecnologías; el inconveniente mayor lo tienen los docentes y por ellos pasa el mayor desafío. Las redes sociales son una herramienta que los docentes debemos utilizar. Todos nuestros alumnos tienen Facebook y es un recurso útil si lo sabemos utilizar como un espacio de intercambio, cerrado, a través de la creación de grupos académicos. La gama de herramientas es cada vez más variada.
Lo que ocurre y es significativo es que son cada vez más los docentes que hacen uso de ellas, ya que la realidad indica que son cada vez más los alumnos que estudian y trabajan. Contar con la posibilidad de que cada uno maneje sus tiempos otorga un valor adicional a la enseñanza universitaria. No podemos reiterar la misma clase varias veces a la semana; las universidades no cuentan con personal para semejante dedicación, ni con los espacios físicos necesarios. En cambio, esta posibilidad de comunicación aporta que los alumnos puedan seguir estudiando y manteniéndose en la universidad. Todas estas herramientas se ven favorecidas con los conocimientos tanto tecnológicos como pedagógicos del docente que las usa”.
Los números sobre el uso de estas herramientas en la Universidad
La Universidad de San Luis trabaja desde hace tiempo con estas herramientas. Todo su campus virtual está montado sobre la plataforma ilias, que es de código abierto y de acceso gratuito. Además, se emplea la plataforma moodle, un sistema de gestión de cursos de distribución libre que ayuda a los educadores a crear comunidades de aprendizaje en línea. Esta plataforma tiene gran aplicación en la región de América latina de habla hispana, lo que permite el intercambio de informaciones y dictado de cursos.
En la actualidad, la plataforma “Aulas Virtuales” (moodle) cuenta con 2.622 usuarios registrados, de los cuales dos son administradores de categorías, 13 creadores de cursos, 105 son profesores, 21 son tutores, dos auxiliares y el resto, estudiantes. Se dictan 184 cursos correspondientes a distintas áreas de las Facultades de Ciencias Físico Matemáticas y Naturales, Ciencias Humanas, Química, Bioquímica y Farmacia, del Instituto Politécnico y Artístico Universitario “Mauricio López”, cursos de posgrado, investigación, capacitación y extensión.
Hasta la fecha, la plataforma “e-virtual” (ilias) cuenta con 2.209 usuarios registrados, de los cuales, 42 son profesores y el resto son estudiantes. Se dictan 133 cursos y se han formado 21 grupos de trabajo correspondientes a distintas áreas del departamento de Informática, de la Facultad de Ciencias Humanas, y también en capacitación, posgrado e investigación.
Por otra parte, la Universidad junto a ocho universidades nacionales que integran la RED AUSA -Asociación de Universidades Surandinas- elaboraron una carrera de posgrado a distancia que se encuentra en proceso de acreditación en CONEAU. Se trata de una maestría en Configuraciones didácticas en escenarios digitales. De ser aprobada, se convertirá en la primera carrera de posgrado con estas características del país.
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Enseñar y aprender en entornos virtuales es un desafío de estos tiempos, donde la incorporación de herramientas tecnológicas permite generar encuentros entre docentes y estudiantes, en los que uno de los elementos claves es la plasticidad con la que los docentes se apropian de ellas.