Primera experiencia. La casa de una puestera de 25 de Mayo (San Juan) fue construida con materiales autóctonos y la ayuda de sus vecinos.
En búsqueda de soluciones habitacionales para los sectores rurales de bajos recursos, el Instituto Regional de Planeamiento y Hábitat (IRPHA) de la Universidad Nacional de San Juan creó un sistema basado en el uso de materiales autóctonos y aptos para la autoconstrucción, que incluye el uso del suelocemento. Se apunta a terminar con las deficiencias de las construcciones de adobe en relación con los sismos y a la capacitación de los beneficiarios para la construcción.
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El empleo de suelocemento como insumo es una alternativa constructiva en tierra que se caracteriza por su eficiencia, economía y bajo impacto ambiental. Se trata del empleo de una mezcla de suelo o tierra en seco con características granulométricas particulares, cemento Portland y aditivos. A la mezcla se le adiciona una cierta cantidad de agua para su fraguado y luego se compacta. La aplicación de suelo cemento según diferentes técnicas constructivas permite la resolución de la envolvente (muros y pisos) y la conformación de elementos monolíticos, mampostería de bloques o de ladrillos prensados y entramados.
Antes de la puesta en marcha del proyecto, el grupo de investigadores confeccionó la máquina IRPHA - RAM, que posibilita construir los bloques de suelocemento. Su uso es apto para la realización de obras sencillas y requiere mano de obra de mínima calificación. “La idea es que los distintos municipios de la provincia de San Juan puedan acceder a ese tipo de máquinas, para que sean ellos quienes les faciliten a los habitantes rurales la autoconstrucción de sus viviendas sustentables”, explicó Osvaldo Albarracín, arquitecto responsable del proyecto. Los investigadores capacitan en el oficio de construir casas a habitantes de los departamentos Caucete, 25 de Mayo y Sarmiento, de la provincia de San Juan.
La vivienda rural no puede ser considerada sólo como una entidad material, porque los elementos que la componen responden a factores que van desde lo constructivo hasta lo social y cultural, pasando por lo físico y climático. Es por eso que los cursos dictados consisten en que los mismos lugareños apliquen los métodos para hacer las viviendas sustentables.
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La primera experiencia se basó en la construcción de una casa taller para una conocida puestera y artesana del departamento 25 de Mayo, que ahora desarrolla sus tareas en una vivienda sismorresistente, diferente al rancho de adobe en el que vivió durante casi toda su vida. “En los días de mucho calor la casa es caliente, pero al correr una brisa, por las ventanas enfrentadas, la temperatura baja bastante. De todos modos es mucho más fresca y segura que el rancho en el que vivía”, explicó la puestera Herenia Moyano.