Impresión 3D es la denominación que está haciendo públicas las tecnologías aditivas de fabricación digital -antes, esto se conocía como prototipado rápido-. Es decir aquellos procedimientos para obtener un modelo físico a partir de la información digital de la geometría de una pieza, habitualmente llamados archivos CAD -formatos de programas para modelar alguna pieza-. La impresión 3D está en auge y se consolida como una de las principales líneas estratégicas de la innovación tecnológica. En la actualidad es utilizada para la matricería o la prefabricación de piezas y componentes, en sectores como la arquitectura y el diseño industrial. El sector en el que este tipo de herramienta resulta más común es el de las prótesis médicas, donde resulta ideal dada la facilidad para adaptar cada pieza fabricada a las características exactas de cada paciente.
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El equipo de investigadores y estudiantes desarrolla en la actualidad un proyecto para la construcción de una impresora 3D de bajo costo, con el modelo de tecnología abierta. Su objetivo es la difusión de un kit y manual “hágalo usted mismo”, destinado al público en general, y en particular a las escuelas técnicas.
Podría pensarse que internet implica democratizar el conocimiento. A partir de su uso numerosas comunidades de desarrolladores y usuarios están multiplicando rápidamente las potencialidades de estas tecnologías en lo que constituye el movimiento Open Hardware -basado en los mismos principios del software libre-.
La licenciatura en Diseño Industrial de la Universidad, dirigida por Guillermo Andrade, tiene a las tecnologías digitales como un eje prioritario en la formación académica y en investigación y vinculación tecnológica. El aula taller de modelos y maquetas, equipado con escáner 3D -en el que se convierte una pieza física en un archivo digital-, fresadora CNC -mecanizado en tres ejes, que hace cortes en el plano o espacio y se opera mediante un control numérico computarizado- y una prototipadora rápida -una máquina anterior que construye piezas plásticas como la impresora 3D-, es el espacio donde docentes y alumnos se capacitan, se realizan servicios a terceros y se materializan los proyectos del Centro de investigación, desarrollo e innovación en Diseño Industrial.
El equipo de docentes y alumnos que participa de este proyecto formó en 2012 el MingaLab, un laboratorio de desarrollo de capacidades tecnológicas sobre fabricación digital en una dinámica de aprender haciendo y compartir el conocimiento.
En este marco, Gabriel Monach realiza su trabajo final de licenciatura orientado al desarrollo de la técnica aditiva -es el agregado de material capa a capa para construir una pieza- de impresión 3D en material cerámico. Según indicaron a Argentina Investiga los desarrolladores, a poco tiempo de las primeras pruebas se lograron muy buenos resultados. En pocos días estará disponible en el taller otra impresora dedicada a continuar la experimentación en impresión en cerámica.
Mientras que Luis Nocetti -otro de los estudiantes becarios- trabaja en la creación de una impresora 3D multicabezal, que permitirá, por ejemplo, imprimir con dos o tres tipos de plásticos diferentes. El resto del equipo de investigación está integrado por Nicolás Petroni, Matías Ingrassia, Gabriel Zoanetti -todos estudiantes próximos a recibirse de diseñadores industriales- quienes son dirigidos por el profesor Andrés Ruscitti.
El Mingalab
Es un espacio y un grupo de trabajo de alumnos y docentes de la Universidad abierto a toda la comunidad, que se propone el desarrollo de capacidades tecnológicas sobre fabricación digital. En febrero de 2012 MingaLab se une a la Asociación Internacional de FabLabs, la mayor organización de la comunidad Fab entre la diversa red global de comunidades e instituciones que promueven el acceso abierto al conocimiento y actúan en función de las necesidades locales.
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Un FabLab -abreviatura de Laboratorio de Fabricación- es un taller para la fabricación digital que presenta varias ventajas: es gratuito y abierto al público -aunque los costos directos como los materiales usados pueden ser cobrados-; se ajusta al Fab Charter y su texto está escrito en el laboratorio y en la página web; dispone de un conjunto común de herramientas y procesos; coopera con otros FabLabs y participa o lidera iniciativas en la red.