Un grupo de investigación de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNLZ desarrolla un proyecto por el que se estudia el sorgo bajo diferentes características de fertilización, en pos del desarrollo del cultivo. En diálogo con InfoUniversidades, el director del proyecto, ingeniero agrónomo y rural Luis Bertoia, consideró al sorgo como “la Cenicienta, porque es un cultivo barato con pocos insecticidas y con rendimientos no muy importantes”. De esta manera, analizó el fenómeno del cultivo en suelo argentino: “Es un cultivo al que nunca se le dio importancia, se lo colocó en zonas desfavorables y no se desarrolló tecnología relevante para mejorar su producción. Los que trabajaron en la optimización del cultivo tampoco pensaron en probarlo para zonas de mejor calidad, con herbicidas más completos o buenas dosis de fertilizante”.
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Dentro de la capacidad de producción agropecuaria, el maíz y la soja, sobre todo en los últimos años, se llevaron la mayor atención. En este contexto, el sorgo, un género botánico que pertenece a la familia de las gramíneas, aparece como un cultivo de bajo desarrollo. Según Bertoia, una de las causas de esta situación es la propuesta de las leyes del mercado, donde el sorgo se maneja por precio y no por calidad. “El sorgo tiene valores similares al del maíz, siempre que tenga calidad. Pero como en Argentina no manejamos ese nivel de calidad estamos compitiendo por precio, por lo que nos obligamos a vender barato y debemos producir barato”, indica, y agrega que “si se le ponen herbicidas como corresponde estamos transformando el sorgo en maíz y no sirve, porque para eso ya está el maíz. Hasta que no haya demanda que exija calidad no habrá un desarrollo del cultivo, pero hasta que no haya desarrollo no se comprará por calidad”.
El estudio obtuvo como resultado previo que el sorgo presenta un alto contenido de tanino, que genera inconvenientes en la ingesta a los animales porque bloquea el ingreso de proteínas, la consecuencia es una merma en la producción de carne o de leche. “Por esto, lo mejor es trabajar con sorgo blanco, que no tiene tanino, pero genera el problema del ataque de los pájaros, que arrasan con todo. Sin embargo, es un trabajo que se debe hacer ya que el sorgo blanco es una herramienta muy buena porque permite utilizar la harina de sorgo y reemplazar en muchos casos a la de trigo”, remarca Bertoia.
A partir de esta problemática, el grupo de investigación que también conforman el ingeniero Marcelo Torresillas y la ingeniera zootecnista María Silvia Borlandelli, impulsó trabajos de campo para estudiar cómo responde el sorgo bajo mejoras ambientales. “Lo que hacemos es ver la respuesta que tienen en el mercado estos diferentes tipos de sorgo frente a los distintos tipos de fertilizantes. Aún no tenemos respuestas que consideremos definitivas, ya que se necesitan varias localidades y varios años para que el resultado no sea errático. A causa de la sequía del año pasado y la mejora de este año puede ser que algunos materiales hayan funcionado mejor que otros y reaccionen de manera distinta”, sostuvo.
Bertoia consideró que el trabajo con el sorgo es más profundo que la simple producción del grano, ya que se puede trabajar como un cultivo forrajero o de materia verde. “Hay sorgos graníferos, que producen mucho grano y poco forraje. Pero hay otros, de dos metros, que tienen la misma cantidad de grano, y esto -pensado para la planta entera- puede incorporar una mayor cantidad de material verde, que es lo que se conoce como doble propósito. Hay otro tipo de sorgo, en el que el grano no importa, pero la caña concentra mucha cantidad de azúcar, que puede servir para la producción de combustibles, la transformación en alcohol, y son útiles para el pastoreo”, dijo, agregando en esta línea a los netamente forrajeros y a los fotosensitivos.
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Respecto de la pregunta sobre la justificación de grandes inversiones en el sorgo (contando tecnología, riego y fertilizantes entre otras cuestiones), Bertoia remarcó: “Hay que probarlo, la genética del sorgo está desarrollada para zonas donde el potencial del rendimiento no se va a ver. Lo que hay que saber es si existen desarrollos de mejoramiento, en otras zonas, con alta inversión en tecnología y cómo respondería el sorgo”.